Todos le decían que lo mejor era aceptar la posición y olvidar lo que le daba razón a su ser.
Tenía los privilegios del poder, los permisos del nombre y la impunidad de los hijos de quien gobierna.
¿Para que cambiar todo si es mejor estar bien con lo que te rodea?
¿Si el destino lo llevó hasta allí, qué podía hacer el cambio?
Aunque su corazón le decía que no podía seguir el camino de las circunstancias, del destino, de la cultura, de lo que pasaba a su lado, todos a su alrededor le decían que era mejor dejar todo así… y seguir acomodado.
Sin embargo Moisés rehusó a llamarse hijo de la hija del faraón escogiendo ser maltratado con el pueblo de Dios antes que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo como mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios, porque tenía puesta la mirada en el galardón (Hebreos 11:24-26).
Hoy puede sucederte lo mismo. ¿Deleites temporales o recompensa eterna?
Las grandes elecciones en la vida vienen de lo profundo del corazón y en momentos que parecen sin importancia.
Pero muchas veces ciertas decisiones cambian la vida de la gente de una manera especial.
Cuando todo te invita a lo sensorial y a vivir el placer del momento, cuando todo te invita a hacer lo que conviene y acomodarse de lo mejor posible, es cuando debemos elegir si eres un espectador o un protagonista.
Conocemos casos que cambiaron la historia de la humanidad, por simplemente haber hecho aquello que traía su convicción y basado en un fuerte compromiso con el futuro.
Hoy es el primer día del resto de tu vida. Elige ser. No seas solo una circunstancia, una emoción o la reacción a lo que pasa. Hoy es un buen momento para dejar atrás lo que pasó y comenzar a caminar hacia la victoria.
Y quizás no estés acomodado… quizás te maltraten un poco. Pero de seguro, con el tiempo, verás el mar abrirse y el futuro esperándote…
