Acuerdos prematrimoniales

Un amigo nos escribió hace poco y nos contó que estaba comprometido con una viuda, pero que ella quería casarse y mantener los bienes de la pareja separados. Antes de casarse firmarían un acuerdo y los únicos bienes compartidos que tendrían serían aquellos que fueran adquiridos durante el matrimonio. Entonces, él nos preguntó: «¿Qué piensan al respecto?».

Génesis 2:24 es muy claro al respecto cuando dice: «Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos se fundirán en un solo ser». Otra versión incluso dice: «Serán una sola carne». El único acuerdo prematrimonial que uno puede hacer es aquel que dice: «Las esposas deben honrar a sus esposos, como honran al Señor. Los esposos deben amar a sus esposas y tratarlas como socias en el Señor». En otras palabras, deben ser uno. No importa si uno es viudo, cuando se casa, esa es su única pareja. Lo que tengan en lo individual les pertenece a ambos cuando se unen.

El cristiano que se acerque al matrimonio con otra actitud, básicamente está diciendo: «Mira, no confío en ti. En caso de que esto no funcione quiero tener una forma segura de salir de esta situación con todas mis cosas». Pero el plan de Dios no es que un cristiano piense de esta manera…

Con el tiempo hemos aconsejado a muchas parejas que tenían acuerdos prematrimoniales. En uno de los casos, la esposa era muy fuerte y dominante. Su esposo era simpático y, aunque no era débil, tampoco era tan dominante como ella. Tenían un acuerdo prenupcial que establecía que todo lo acumulado se debía separar de acuerdo con lo que ganara cada uno. El problema era que ella ganaba mucho más dinero que él. La separación de bienes funcionó un par de años dentro del matrimonio. Poco tiempo después, él empezó a sentir que ya no era parte del matrimonio. Nos dijo: «Me siento como un ratón y no como un hombre. Mi esposa no me ama, no confía en mí. A pesar de todo el intento y propósito, no tenemos un matrimonio, sino un contrato». Al escucharlo decir eso, la esposa se sintió afectada porque descubrió que en realidad amaba a su esposo y que sí confiaba en él.

El problema fue que otros “cristianos” la habían empujado a tomar ese acuerdo. Una amiga la había convencido de hacer ese contrato porque su matrimonio no había funcionado. En su caso, el esposo era alcohólico y había desperdiciado así todo su dinero.

Muchos buenos matrimonios se destruyen por la falta de fe y de confianza. Un acuerdo prematrimonial puede ser perjudicial en este sentido. La forma en que manejamos nuestro dinero y las posesiones es un indicador externo de una condición espiritual interna…

¿Creemos lo que Dios dice? ¿Creemos que el esposo y la esposa son en verdad una sola carne? ¿Solamente decimos que lo creemos? Si tienes problemas con esta pregunta en particular, te sugerimos que busques urgentemente un consejero. Si no lo encuentras, contáctanos y te ayudaremos.

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