¡Adminístrate! Para crecer en intimidad con tu esposo

Hace unos días participé junto a mi esposo en la charla “Detrás de la puerta: La intimidad y el sexo en el matrimonio”, impartida por el Pastor Eduardo Saladín.

Fue un tiempo muy enriquecedor, en el que fuimos muy confrontados con la Palabra de Dios y animados a crecer en intimidad y en amor el uno para el otro.

Este es el tipo de información que necesito refrescar varias veces al año, como cuando llevo mi vehículo al mecánico para hacerle alineación y balanceo. Que mi esposo es mi primer ministerio y no mis hijos, que mi cuerpo no me pertenece porque es suyo, que la intimidad se construye de manera intencional, son conceptos que necesito recordar porque mi modo automático es pensar en mí misma y poner por delante mis necesidades.

Puedo llenar una libreta de apuntes acerca de todo lo que aprendí. Pero quiero contarte algo que me dió en el centro del corazón cuando el Pastor Saladín nos hablaba a las mujeres acerca de cuál debe ser nuestra actitud ante la intimidad con nuestro marido. En ese momento no podía parar de reír al verme retratada en las cosas que no debemos hacer, pero al llegar a casa retumbaba una palabra en mi mente: “adminístrate”.

Pude ver cómo estoy dedicando la mayor parte de mi tiempo, mis fuerzas y mis emociones a tantas cosas, menos a mi marido. Reconozco que en mi balanza pesa mucho mi labor como madre en casa y le deja muy poco espacio a mi trabajo como esposa a tiempo completo. Pude reconocer que es tanto mi pecado, que a veces, para que mi esposo pueda ver lo agotada que estoy, me victimizo y cuando él llega a casa lo recibo como si acabara de sobrevivir a un tornado y merezco un premio por haber salvado a los niños.

Así que, fruto de mi meditación, identifiqué tres áreas en las que necesito mejor administración para servir a mi esposo:

Administra tu tiempo

Necesito hacer un mejor uso de mi tiempo, enfocarme en las tareas que en realidad son importantes. No sólo redistribuir mis quehaceres, sino invertir tiempo en agradar a mi esposo y ponerlo en primer lugar sobre los niños, mis amigas, mi trabajo o el ministerio.

"También se levanta cuando aún es de noche y da alimento a los de su casa, y tarea a sus doncellas" (Proverbios 31:15).

Administra tus fuerzas

Debo ser sabía en elegir a cuáles tareas le voy a dedicar mis fuerzas. En vista de que las mujeres somos frágiles y nos agotamos fácilmente, necesito planificar mi día de manera que me queden fuerzas a la hora de que mi esposo llegue a la casa. Por ejemplo, en una mañana de ir al mercado, pagar los servicios de la casa y hacer diligencias en general, en la tarde no puedo correr tres horas en el parque detrás de los niños. Es vital que pueda anticipar mi encuentro con mi esposo desde temprano y reservar energías para él.

"Ella se ciñe de fuerza, y fortalece sus brazos" (Proverbios 31:17).

Administra tus emociones

No se si sólo me pasa a mí, pero es muy fácil que ya a mitad del día me sienta drenada emocionalmente si no estoy constantemente en la Palabra de Dios. Cuando fijo mis ojos en las cosas terrenales es como si sintiera (literalmente) que mis sentimientos se van tornando grises y ya en la tarde todo fuera un desastre.

Así que necesito ser muy intencional en guardar la Palabra de Dios en mi mente y llevar todo pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo de manera que mi alma también esté lista para cultivar una relación más intima con mi esposo.

"Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" (Colosenses 3:2).

Tengamos mucho cuidado de abrazar la maternidad al punto de que descuidemos a nuestros maridos. Ellos son nuestro primer y más importante ministerio.


Por Betsy Torres de Gómez

Loading controls...