Adorando a Jesús

“Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” – Apocalipsis 5:9

Leer estos versículos me recuerda mis primeros años de vida cristiana. Uno de los cantos que más se entonaba en la iglesia donde asistía decía: “Eres digno…” y “Porque fuiste inmolado, con tu poder me has levantado, porque fuiste inmolado y tu sangre me ha salvado. Gloria a Dios… Gloria a Dios…”

Muchas veces nos imaginamos ese canto como algo que haremos en el futuro, cuando estemos en el cielo con Jesús. Pero la adoración al Señor no debe esperar hasta ese momento, nuestra vida misma debe ser cada día una adoración a Él en todo lo que somos, hacemos, decimos y aún pensamos. Debemos adorar al Cordero, porque Él se merece toda adoración, por lo que hizo por nosotros, porque éramos nosotros quienes debimos ocupar ese lugar en la cruz. Pero Su amor fue tan grande, que Él ocupó nuestro lugar, redimiéndonos, salvándonos, comprándonos con preciosa sangre.

Cuando leemos este hermoso verso nos encontramos con cuatro razones contundentes para adorar a Jesús.

1.- Le adoramos por quién es Él. Él es el León de la tribu de Judá, el León nos habla de su dignidad, soberanía, valentía y victoria. Él es el Cordero, como dijo Juan, que quita el pecado del mundo. ¡Adoremos al Cordero!

2.- Le adoramos por dónde está Él. Jesús no está en el pesebre. No está en la cruz. No está en la tumba. Está en el cielo, sentado en su trono y es exaltado. Está vivo. ¡Adoremos al Señor resucitado!

3.- Le adoramos por lo que Él hace. El cielo canta en cuanto a la cruz y la sangre. En el libro de Génesis un cordero sustituyó a Isaac, un cuadro de Cristo dando su vida por las personas. En la pascua un cordero se sacrificaba por cada familia. ¡Juan afirma que el Cordero murió por los pecados de todo el mundo! Mientras más meditemos en la obra y alcance del sacrificio de Jesús en la cruz, más nos debemos humillar en adorarle. ¡Adoremos al que es digno!

4.- Le adoramos por lo que Él tiene. ¡Él tiene todo poder! Él es dueño de todas las riquezas del cielo y de la tierra. Él posee toda fuerza. ¡Él es digno de toda adoración!

La gente adora a Jesús solo en épocas como estas de Navidad, pero Jesús es digno de adorarle cada día de nuestras vidas, todos los días mientras respiremos en este lado de la eternidad. Jesús no necesita una época específica para ser adorado. ¡Adórale y celebra la vida de Jesús hoy y siempre!

Por María Auxiliadora de Ampié

 

Loading controls...