Amor, del bueno

Mis abuelos paternos estuvieron casados durante 56 años. Mi abuelo se fue con el Señor y fue eso lo que los separó. Todavía los ojos verde azules de mi nonagenaria abuelita se iluminan cuando habla de él y en su voz se escucha el anhelo por el reencuentro y la gratitud por tantos recuerdos hermosos que guarda de su tiempo juntos.  

Fueron para mí un lindo ejemplo del amor. ¿Perfectos? Claro que no, pero cuando se trata de amar, la cuestión no es de perfección sino de rendirnos al diseño de Dios y contar con Su ayuda para amar como Él ama. Y mis abuelos experimentaron en su matrimonio que el amor con diseño divino es bondadoso.

No es muy difícil entender qué significa bondadoso. Dice la Real Academia Española que es alguien lleno de bondad, de genio apacible. Si pensamos en sinónimos podríamos decir sensible, desprendido, bueno… y muchos otros más. ¿Qué dice el griego del texto original? Pues el adjetivo bondadoso en griego viene de una palabra que se traduce como chrestos y cuyas acepciones incluyen lo siguiente: 

- virtuoso, bueno

- manejable

- suave, agradable (como opuesto a duro, afilado, amargado)

- de gente: amable, benevolente 

Así que podríamos decirlo de esta manera: El amor es bueno, manejable. Es suave y agradable. No es duro ni amargado. El amor es amable y benevolente. 

El asunto es, ¿amamos así? ¿Estas palabras describen la manera en que nosotros damos amor? Tal vez nos ayude el ir por partes. 

El amor es bueno. ¿Pero cómo puede ser bueno nuestro amor si la misma Biblia nos dice que no hay ninguno bueno, solo Dios? Cristo en ti, querida lectora. Esa es la única manera. Porque el fruto del espíritu es bondad. Solo cuando el Espíritu de Dios vive en nosotros y le dejamos dirigir nuestra vida es que el amor puede ser bueno. De ninguna otra manera es posible porque nuestra naturaleza es cualquier cosa menos buena. 

Suave y agradable. Todo lo contrario a lo duro y, prepárate para esto, ¡contrario a lo amargado! Mostrar el amor de manera suave muchas veces es un reto porque el yo se interpone y quiere ser duro, salirse con la suya. La lengua dice palabras ásperas. Y si todo esto se va de control, al final la amargura toma posesión del corazón y nuestro amor es cualquier cosa, menos bondadoso. 

Mi abuelo fue un hombre bueno, pero cuando se trataba de mi abuela, lo era en extremo. Y viceversa.  Él la llamaba “mi novia”, a pesar de que hacía muchos años ya que técnicamente no lo eran. Sus palabras siempre eran suaves y amables para ella. Yo los observaba y admiraba.  

¿Y qué de ti y de mí? ¿Es nuestro amor algo suave y manejable, o es duro y fuera de control? ¿La amargura batalla por imponerse? ¿Es nuestro amor bondadoso? ¿Si alguien nos observara sentiría admiración o pensaría que somos justo todo aquello que no expresa el amor según el diseño de Dios? 

Un amor bondadoso no es un amor cobarde, ¿sabes? El amor bondadoso dice la verdad…pero sin herir. El amor bondadoso enfrenta las dificultades pero no deja que estas amarguen la relación. El amor bondadoso no se impone por la fuerza, es suave. 

Yo no sé lo que puedas estar pasando hoy. No sé qué tormentas se avecinan o ya han llegado a tu vida, pero algo sí puedo decirte: la Palabra nos dice que nos vistamos de amor porque es el vínculo, la unión perfecta. Y como hemos visto, la misma palabra nos dice que el amor es bondadoso. Entonces, tú y yo tenemos que atesorar esta verdad: sea cual sea la situación, el amor bondadoso tiene que manifestarse en nuestra vida.

Pidámosle a Dios que podamos amar así, de manera suave, agradable, sin amargura, sin dureza. Amor chrestos. Amor que es bondad. 

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