Amor en acción

“En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”, 1 Juan 3:16-18

Siempre que nos exhortan a amar a nuestro prójimo, en ese momento salimos a la calle con todas las expectativas de encontrar un indigente para brindarle alimento, u organizamos actividades y misiones para ir a una comunidad necesitada para ayudar con medicamentos y vestimenta. Esto es excelente y es realmente lo que estamos llamadas a hacer; ayudar al necesitado. Pero ¿que tal si te digo que no hay que ir tan lejos?

Recientemente descubrí que prójimo significa próximo, entonces mi prójimo es toda persona que está próxima o cercana a mí. No tengo que ir a África para convertir el amor en acción. Dice 1 Juan 3:16-18 que debemos amar a nuestros hermanos de la iglesia, a nuestros hermanos en Cristo, a nuestros cercanos, de una manera tal que debemos dar nuestra vida por ellos. 

Amiga y hermana, en nuestras comunidades de fe hay muchos hermanos que pasan por diversas situaciones y dificultades, viudas con necesidades, padres de familia sin empleos, madres solteras que día a día tienen que buscar para el sustento de sus hijos y jóvenes desempleados. Hay muchas necesidades no solo de cosas materiales, sino también de apoyo emocional y moral, entre otras cosas.

Decidamos cada semana sacar un tiempo para sentarnos con una persona diferente de nuestra iglesia y hablar, conversar, ponernos a su disposición, estar al tanto de ellos con el fin de demostrar el amor con hechos y no solo con palabras. 

Te puedo asegurar que descubrirás muchas cosas para las cuales puedes ser útil dentro de tu misma comunidad y estarás sirviendo a tu prójimo siendo de bendición para los demás. No te arrepentirás.  

Oración: Señor, hay tantas oportunidades de servir. Despierta nuestro interés y abre nuestros ojos para ver y satisfacer las necesidades de los “próximos” en nuestra comunidad de fe. En el nombre de Jesús, amén.

Por Roselyn Lima

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