Muchos padres se preguntan qué pueden hacer para que sus hijos aprendan a ser buenos en el manejo del dinero.
Permítame contarle nuestra experiencia. Lo primero que decidimos hacer en mi casa fue no darle a nuestros hijos "algo por nada". Así que decidimos no darles dinero simplemente porque eran nuestros hijos y, por el contrario, hacer arreglos con ellos, pagándoles por hacer ciertos trabajos en el hogar.
Ni bien nuestros hijos estuvieron en edad escolar, comenzamos a darles una pequeña paga para que la manejaran ellos mismos. La cantidad de dicha paga variaba según la edad del niño y su habilidad para ganarla. Pero la cantidad no era tan importante como la responsabilidad de manejar el dinero. Los padres deben fijar límites y ofrecer buenos consejos sobre cómo gastar dinero, pero los hijos deben tener libertad de elección. Si les ponemos demasiadas restricciones, sólo conseguiremos reducir sus oportunidades de aprender por medio de la experiencia.
Al principio los hijos cometen muchos errores. Resista la tentación de ayudar a sus hijos cuando gastan su dinero con poca sabiduría, pues sus errores serán sus mejores maestros. Le recomendamos que desarrolle un sencillo plan de control de gastos... simple pero efectivo. Un plan hecho con tres cajas o jarros.
En una caja pone «Dinero para Gastar", en otra, «Dinero para Ahorrar», y en la tercera, «Dinero para Dar». Cuando el niño recibe su paga, la divide entre las tres cajas: algo para dar, algo para ahorrar, algo para gastar. Incluso un niño de seis años puede entender que cuando hay una caja vacía, ya no hay más dinero para gastar.
El dinero para dar, es para llevar el domingo a la iglesia, para invertir en la Obra del Señor.
El dinero para ahorrar es para proyectos especiales a largo plazo. Me acuerdo varios años atrás cuando mi hija Gabriela quería una bicicleta nueva. Hicimos un pacto: por cada peso que ella ahorrara, yo pondría otro peso encima y, así, cuando tuviésemos lo suficiente, podríamos comprar la bicicleta. Eso le enseñó de niña a planear sus inversiones a largo plazo y a ahorrar para alcanzarlas.
El dinero para gastar es un dinero del que los niños pueden dispones libremente –aunque con alguna guía general de parte de papá y mamá. Permita que las primeras veces su hijo se gaste todo el dinero de una vez. Si usted es firme en sus principios (no darle más dinero cuando quiere darse un gusto), los niños pronto aprenden a no gastarse todo… ¡y hasta quieren ahorrarse la parte para “gastar”!
No se lo permita. El dinero para gastar tiene como finalidad el enseñarle a los niños que “el dinero está hecho para el hombre y no el hombre para el dinero”. Los niños deberían gastar, por lo menos, parte de ese dinero en forma regular para evitar que en el futuro tengan problemas con la avaricia, el amor al dinero y la acumulación de recursos sólo con el fin de acumularlos.
Otra responsabilidad importante es enseñarles a los hijos el valor del trabajo. Si un niño responde y aprende a trabajar con buena actitud, será muy apreciado en el mercado laboral. Resulta difícil encontrar buenos trabajadores hoy en día….
La mejor forma de que los niños lleguen a ser trabajadores fieles es fijar el hábito de hacer tareas diarias en el hogar. El objetivo de entrenar a los hijos en el valor del trabajo es crear carácter, pero también hay otras ventajas. Un niño que aprende a trabajar con una buena actitud es un niño mucho más feliz. Crecerá respetando más el valor del dinero y lo que cuesta ganarlo.
Pasar las verdades de Dios a la siguiente generación es como una carrera de relevos. Cualquier entrenador de atletismo le dirá que muchas veces las carreras de relevos se pierden o se ganan al pasar el cetro (testigo) de un corredor a otro. Es muy raro que se caiga el cetro si un corredor lo agarra con fuerza. Los padres y abuelos somos responsables de pasarles a nuestros hijos el cetro o testigo de las verdades bíblicas prácticas.
Mi oración es que nuestra generación deje a nuestros hijos y nietos el bendito legado de la fidelidad financiera.