Aquila y Priscila

Aquila y Priscila… Priscila y Aquila, un matrimonio que dejó una profunda huella en Pablo y en los primeros creyentes de la iglesia primitiva. Nunca verás una referencia de ellos por separado, cada vez que aparecen nombrados en la Biblia vemos a los dos, al matrimonio, a la pareja, trabajando codo a codo, cada uno cumpliendo con su papel, pero unidos en la vida y en el ministerio. 

Esta pareja representa un maravilloso ejemplo de un esposo y una esposa formando un equipo en la obra de Dios. ¡Qué bendición ver a un matrimonio servir a Dios juntos de esta forma!

Los apóstoles tenían esposas y solían llevarlas con ellos cuando predicaban (1 Corintios 9:5), pero sus nombres nunca son mencionados en la Escritura. Sí lo es, sin embargo, el de Priscila, lo que nos dice que también ella marcó en cierta manera la vida de Pablo.

¿Quiénes eran Aquila y Priscila?

En el año 52 d.C., el emperador romano Claudio expulsó a los judíos de Roma porque estaban causando disturbios considerables en la ciudad al perseguir a los cristianos. A Claudio le importaba muy poco la causa del problema y tampoco estaba interesado en saber quiénes eran culpables y quiénes inocentes, simplemente firmó un edicto para que todos los judíos salieran de Roma.

Entre ellos estaba un judío llamado Aquila, que había emigrado a Roma desde la provincia del Ponto, en el Mar Negro, y que decidió irse a Corinto junto a su esposa Priscila (Hechos 18:2). No sabemos si Priscila era judía o romana (tal y como indica su nombre) ni tampoco tenemos certeza de que ambos fueran cristianos cuando encontraron a Pablo en Corinto.

1- Un equipo

Aquila y Priscila trabajaban juntos, ministraban juntos y, como dije anteriormente, siempre aparecen mencionados juntos. Los hombres judíos seguían, por tradición, el oficio de su padre, pero no hay evidencia de que la esposa siguiera al marido y le ayudara en esta profesión. No vemos esta práctica en otros matrimonios (por ejemplo, José y María; Pedro y su esposa), pero sí en Priscila, que escogió trabajar junto a su esposo para ganar su sustento construyendo tiendas.

Dios utilizó esta profesión para conectar a la pareja con Pablo. Cuando el apóstol llegó a Corinto comenzó a buscar a personas que hicieran lo mismo para trabajar. Aquila y Priscila le abrieron las puertas de su hogar durante 18 meses y fueron maravillosamente transformados por la presencia de Pablo.

2- Maestros (Hechos 18:1-4; 18-19)

Con la llegada de Pablo a su hogar, Aquila y Priscila se convierten en discípulos del apóstol y, después, en colaboradores de su ministerio. Siguieron a Pablo a Éfeso (Hechos 18:18) para ser parte del ministerio que Pablo estaba llevando a cabo. Ellos se quedaron en Éfeso mientras Pablo viajaba a su iglesia en Antioquía (Hechos 18:20).

Allí conocerían a un gran predicador llamado Apolos (Hechos 18:24-26). Aquila y Priscila fueron a escuchar a este hombre y quedaron profundamente impresionados por su conocimiento bíblico y su capacidad oratoria. Imagino que se emocionaron al darse cuenta del potencial de Apolos para la obra de Dios. Pero su mensaje era deficiente, de forma que, en privado, “le expusieron más exactamente el camino de Dios” (Hechos 18:26).

Esta pareja estaba más que dispuesta a compartir su conocimiento con otros, a invertir tiempo en preparar a este hombre joven para el servicio a Cristo.

3- Líderes (1 Corintios 16:19; Romanos 16:3-5)

No sólo abrieron su hogar a Apolos para enseñarle, sino también a otros creyentes. Su casa se convirtió en una iglesia. Dada la forma en la que Pablo repite sus nombres, mencionando que eran “sus colaboradores en Cristo Jesús” y, específicamente, cómo arriesgaron su vida valientemente por él, podemos asumir que se convirtieron en líderes de la iglesia primitiva y que abrieron iglesias en su hogar en cada lugar al que viajaron.

Cuando Pablo estaba encarcelado en Roma, habían pasado dieciséis años desde que conoció a esta pareja en Corinto. Su muerte a manos del emperador Nerón era inminente cuando escribió el último párrafo de su vida:

“Saluda a Prisca y a Aquila, y a la casa de Onesíforo. Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto enfermo. Procura venir antes del invierno. Eubulo te saluda, y Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos. El Señor Jesucristo esté con tu espíritu. La gracia sea con vosotros. Amén” (2 Timoteo 4:19-22).

Uno de los últimos pensamientos de Pablo en prisión fue para sus queridos amigos y compañeros de fatigas. Tan grande fue la impresión que esta pareja había dejado en la vida del apóstol. Su legado no fue el de la cantidad de iglesias que fundaron o el número de personas que llevaron a los pies de Cristo. Su legado fue el modelo de ministerio que demostraron durante su vida de forma consistente: ganando almas, instruyéndolas y enviándolas a la obra ¡Qué ejemplo para nosotras! ¡Qué maravilloso legado es este!

Me imagino a Aquila y Priscila en largas conversaciones, tiempo después de que el candil se apagara, hablando sobre Jesús, sobre sus sueños y deseos para Dios. Los imagino orando juntos, alabando al Señor juntos y estudiando la Palabra.

Antes de poder hacer nada en el ministerio, el matrimonio debe abrir la Biblia, leerla y estudiarla juntos. Es necesario tener nuestro tiempo devocional por separado, pero sacar también un tiempo para compartir lo que el Señor le está mostrando a cada uno y meditar en la Palabra, deleitarse en ella juntos.

Esta pareja ha sido y es de ejemplo y de motivación para mi esposo y para mí en la vida y en el ministerio. Es maravilloso ver cómo Dios los utilizó como pareja, no tan sólo individualmente. Estaban siempre dispuestos a hablar de Cristo con otros, a abrir su hogar para influenciar positivamente a otras personas y a compartir su amor con los demás. 

Son un ejemplo de lo que Dios puede hacer con un matrimonio rendido a Sus pies que desea trabajar, en unión, para Su obra.

Loading controls...