“Sr. Palau:
¿Por qué usted en sus festivales siempre recomienda leer la Biblia cada día? ¿Es una ayuda mágica leer la Biblia?”
Respuesta:
La lectura de la Biblia no promete una ayuda mágica, pero sí tiene un gran poder transformador. Que usted levante la Biblia cada día y lea uno, cinco o diez capítulos, por ser solamente "un deber cristiano", es una razón muy pobre por la cual leer el Santo Volumen.
Jesús dijo en San Juan capítulo 6: "Mis palabras, que son espirituales, dan vida que permanece para siempre", y Hebreos capítulo 4 afirma: "La palabra de Dios es viva y poderosa. ¡Sus palabras no son letra muerta, son viviente voz de Dios!"
"Somos lo que leemos", sugiere un dicho corriente. Toda acción comienza primeramente en la mente. Pensamos, luego actuamos. "Cual es su pensamiento en su corazón, tal es él" (Proverbios capítulo 23).
Cuando yo era niño, cierto misionero inglés radicado en Argentina solía repetir en sus sermones juveniles: "Una mente vacía es un taller de Satanás". Nunca olvidé esa gran verdad.
Nuestra mente reproduce lo que en ella sembramos. Y, ¿qué mejor siembra que los pensamientos de Dios? El gran rey David exclamaba: "¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!" (Salmo capítulo 139). Esos pensamientos divinos son nuestros cuando por el Espíritu Santo meditamos en la Sagrada Escritura y la aplicamos a nuestra vida.
Nada mejor que comenzar el día conversando con Dios; Él nos habla por la Palabra y nosotros respondemos por la oración. Luego hay tiempo para oír la voz de hombres, leer el periódico, ver la televisión y escuchar el noticiero radial.
Estas son algunas razones por las que siempre decimos en nuestros Festivales: ¡Lea la Biblia cada día!
