¿Cómo le comparto de Dios a mis papás?

“Sr. Palau:

Hace poco tiempo le entregué mi vida a Jesucristo. Mis padres ahora me detestan porque estudio la Biblia. Pero mi mayor preocupación es que ellos también descubran la vida maravillosa que nos trae Cristo cuando vive en nosotros, que lean la Biblia y descubran la sabiduría de Dios. ¿Qué debo hacer?”

Respuesta:

Primeramente, querido joven, quiero felicitarlo por esa decisión terminante que ha hecho y por las grandes bendiciones que Dios está derramando sobre su vida.

La manera de que sus padres comiencen a cambiar de opinión va a ser por medio de su comportamiento y no por medio de sus palabras. Uno de los distintivos de un verdadero hijo cristiano es la obediencia y sumisión a sus padres, pues así nos lo enseña la Palabra de Dios.

Le quiero dar tres consejos básicos. Primero, esté seguro de que su relación con Dios sea firme y constante; esto es, que cada día de su vida ponga de lado un periodo de tiempo para leer y meditar la Biblia y para hablar con Dios por medio de la oración.

Segundo, recuerde y practique las enseñanzas de la Biblia. En Efesios capítulo 6 leemos: "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra".

Como usted ve, como hijo debe obedecer a sus padres y sujetarse a la autoridad de ellos, aun si usted ve debilidades en ellos. Si a sus padres les fastidia que usted tenga la Biblia en sus manos, entonces léala cuando esté a solas en su cuarto o tal vez en la iglesia. Respóndales siempre con amor y respeto; tome las cosas con calma y manténgase optimista. Sonría y asegúreles que usted los ama y le da gracias a Dios por tenerlos como padres. Tarde o temprano, ellos se van a sentir orgullosos de su comportamiento.

En tercer lugar, quiero recomendarle que aprenda a no hablarles demasiado a sus padres acerca de su nueva fe espiritual. No estoy sugiriendo que se avergüence de su bella experiencia con Dios. Sucede que al principio de nuestra entrega a Dios, todos corremos el riesgo de querer imponer esa misma decisión sobre nuestros seres queridos y amigos. Es cierto que todos los que hemos tomado esta decisión de aceptar a Cristo en nuestra vida, deseamos fervientemente que nuestros seres queridos conozcan también a Dios en una forma personal, pero el error está en querer imponer ese conocimiento por medio de una avalancha de palabras.

La Biblia enseña en 1 San Pedro capítulo 3, que es más fácil ganar a nuestros seres queridos sin palabra, por nuestra conducta. Las palabras son lógicamente necesarias, pero sólo cuando la persona interesada quiere oírlas. Y si usted, joven, desea que sus padres lleguen a conocer el plan que Dios tiene para sus vidas, su conducta y su vida intachable van a ser el medio para que ellos también tomen su decisión por Cristo. 

Loading controls...