¿Caminas rumbo al cielo?

"Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos..." (Hebreos 11:1)

Como creyente e hijo de Dios debes saber que él te ha preparado un lugar en el cielo en el momento en que lo aceptaste como tu Salvador. Y aunque aquí en la Tierra has sufrido, sabes con certeza que al morir irás a un lugar mejor. Crees esto porque tienes fe, ¿cierto?

Hebreos 11 recopila a grandes ejemplos de la fe que a pesar de las dificultades que enfrentaron, muchos de ellos experimentaron las bendiciones de Dios en este planeta, porque su andar con él siempre se basó en la fe que tenían. Sin embargo, algunas de esas promesas y bendiciones escaparon de sus vidas porque simplemente no vivieron lo suficiente para verlo. Hebreos 11:13-16 lo explica así:

"Todas esas personas murieron sin haber recibido las cosas que Dios había prometido; pero como tenían fe, las vieron de lejos, y las saludaron reconociéndose a sí mismos como extranjeros de paso por este mundo. Y los que dicen tal cosa, claramente dan a entender que todavía andan en busca de una patria. Si hubieran estado pensando en la tierra de donde salieron, bien podrían haber regresado allá; pero ellos deseaban una patria mejor, es decir, la patria celestial. Por eso, Dios no se avergüenza de ser llamado el Dios de ellos, pues les tiene preparada una ciudad." (DHH)

Este pasaje de la Escritura nos muestra que nuestra fe no sólo está unida a este lado de la tierra; algunas de nuestras respuestas nos esperan del otro lado en el cielo, donde las cosas son mucho mejor que en este mundo presente. Así que no te precipites en reprochar, o dar por sentado que recibirás en tu tiempo alguna promesa que Dios te haya dado. Recuerda que si no tienes la revelación sobre algo, entonces Dios no quiere que sepas sobre eso. 

Sin embargo, podrás descansar en esta escritura sabiendo que nuestra obediencia al Señor dará frutos algún día: "Hay cosas que no sabemos: ésas pertenecen al Señor nuestro Dios; pero hay cosas que nos han sido reveladas a nosotros y a nuestros hijos para que las cumplamos siempre: todos los mandamientos de esta ley." (Deuteronomio 29:29)

Caminar con Dios no significa que caminaremos por un sendero recto y sin obstáculos, sino caminar confiando que a pesar de todo el dolor y sufrimiento llegaremos victoriosos a casa.

 

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