Cinco razones que impididen escuchar la voz de Dios

Y Moisés tomó el tabernáculo, y lo levantó lejos,  fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión. Y cualquiera que buscaba a Jehová, salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del campamento”, Éxodo 33:7

Moisés tomó la tarea de restablecer la relación del pueblo de Israel con Dios. Dios le había dicho a Moisés que hiciera un tabernáculo de reunión cuando estaba en el Monte Sinaí (Éxodo 25-28). El tabernáculo no había sido construido aún, así que Moisés tomó una tienda y la sacó del campamento para que, cualquiera que quisiera buscar a Dios, tuviera que salir del todo y acercarse a Él.

Dios quiere que tú y yo nos encontremos con Él, que pasemos tiempo con Él, que atesoremos cada momento en Su presencia… pero muchas veces nos distraemos por todas las cosas que suceden “dentro del campamento” y no nos tomamos el tiempo para salir de él e ir a la presencia de Dios.

Dentro del campamento, en nuestra vida de todos los días, están nuestra familia, nuestros amigos, nuestro trabajo, las ocupaciones, las circunstancias, las citas con el médico, las compras, las necesidades de la vida diaria, las reuniones escolares, el ministerio, las distracciones…

A veces estamos tan ocupadas con todas las actividades “dentro del campamento” que no nos detenemos a pensar que debemos salir de todo eso para realmente tener un encuentro con Dios. Un encuentro significativo en el que podamos adorar, escuchar y atesorar en nuestro corazón la voz de Dios.

Quizás estás en un momento de tu vida en el que extrañas escuchar la voz de Dios. Lo sientes lejano, lo sientes distante, ausente… pero no es Él quien se ha ido a ninguna parte. Has sido tú la que se ha movido de lugar por multitud de razones.

Hoy quiero dejarte solo 5 razones que pueden estar impidiéndote escuchar la voz de Dios.

1. Tu vida es demasiado ruidosa.

Estás demasiado ocupada, haces demasiadas actividades desde que te levantas temprano en la mañana hasta que te acuestas tarde en la noche. Estás metida en todo, trabajas en casa, fuera de casa, en el ministerio, en el comité escolar, en la recaudación de fondos del barrio, de voluntaria en el hospital… haces, haces y haces y no tienes tiempo para parar, respirar y, simplemente, estar con Dios.

2. Tus prioridades están desordenadas.

Nuestras prioridades como creyentes son siempre las mismas: Dios, mi familia (la que tengas, esposo, hijos, padres, sustento si trabajas fuera del hogar…), la iglesia, el ministerio. Si estás dando prioridad a otras cosas o el orden de estas cuatro está invertido, vas a tener dificultad para escuchar a Dios, especialmente si Él no es el número 1 en tu vida.

3. No has aprendido a decir que no

Queremos ayudar a todos, decir que sí a cada cosa que nos proponen. Todo nos parece interesante, todo nos motiva, todo nos convence ¡Qué difícil es decir que no a ciertas cosas que nos gustan y que son provechosas! Pero debemos aprender a hacerlo. No podemos hacerlo todo, no somos “Superwoman”. Debemos aprender a decir que no a aquellas cosas que no nos corresponde hacer.

4. Dios te tiene en un tiempo de silencio

A veces Dios nos tiene en un tiempo en el desierto sin que sepamos exactamente por qué… puede ser para aumentar nuestra fe, para probarnos, para que aprendamos algo, para que reacomodemos algunas áreas de nuestra vida…

5. No conoces a Dios realmente

Conoces cosas sobre Dios, datos sobre Él, hechos históricos, pasajes bíblicos… pero no lo conoces a Él, no has pasado tiempo suficiente conociéndolo, amándolo, interiorizando Su Palabra, Sus promesas. Tal vez estás confiando en ir a la iglesia, en la religión, en la fe de tu familia para ser salva… pero sólo si te arrepientes de tus pecados y crees en la obra de Cristo en tu favor en la cruz de forma personal, tendrás la posibilidad de conocer a Dios.

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