Colocando las cosas en orden

“Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban?’ ¿Ninguno te condenado?  Ella dijo: “Ninguno, Señor.” "Entonces,”  Jesús le dijo: “Ni yo te condeno;  vete, y no peques más"Juan 8:10-11

Los líderes religiosos atraparon a una mujer en el acto de adulterio y la llevaron ante Jesús para ver lo que diría. Ella era sólo un peón en su afán de desacreditar a Jesús. Su respuesta los sorprendió. Observe el orden de las palabras de Cristo. "Yo no te condeno. Ahora vete y no peques más". A pesar de que de acuerdo con la ley merecía la muerte, Jesucristo primero le dijo “Yo no te condeno", y luego "no peques más".

A veces la iglesia  entiende esto al revés. Nosotros decimos: "Mira, si estás dispuesto a cambiar tu vida, entonces puedes experimentar el amor de Cristo. Cambia tu vida primero y luego podrás ser bienvenido aquí". Sin embargo, Jesús está diciendo: "Te he perdonado, ahora cambia tu vida". Cuando alguien se da cuenta de que su vida ha sido literalmente salvada de la pena del pecado, su vida nunca será la misma.

Por lo tanto, nuestra responsabilidad como iglesia es alcanzar a aquellos que están quebrantados y que necesitan un Salvador. Nuestra responsabilidad es buscar a aquellos que están fuera de la iglesia y en necesidad de una relación con Él. Cuando alguien confía su vida a Cristo, su vida es hecha nueva. Una nueva vida significa una vida cambiada. Las etiquetas se han ido. La vergüenza se ha ido. La culpa se ha ido. Son una nueva creación. Y, en gratitud por este regalo increíble, hay un deseo interno de cambiar y vivir de una manera que agrada a Dios. Si no hay cambio, no hay gratitud. Si no hay gratitud, la gracia de Dios no ha sido comprendida.

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