“Como quien oye llover”.
Ni me acuerdo cuántas veces mi madre me dijo esas palabras cuando hablaba conmigo y sabía perfectamente que yo no estaba escuchando.
¿Alguna vez sientes que cuando hablas con tus hijos en realidad le estás hablando a una pared de ladrillos? Quizás hayas visto en algún momento esa mirada en blanco en los ojos de tus hijos que te dejan ver, sin lugar a dudas, que ellos saben que las palabras están saliendo de tu boca… pero que no tienen ni idea de lo que estás diciendo.
Y, si no te escuchan, ¡olvídate de que te obedezcan! Es, simplemente, imposible.
Así que hoy te traigo algunos consejos que puedes poner en práctica para hacer que tus hijos te escuchen.
- Baja la voz.
Paradójico, ¿verdad? Generalmente pensamos que tenemos que hacer lo contrario. Levantar la voz para imponernos sobre las demás voces o para hacernos escuchar. Sin embargo, los buenos maestros saben que, para captar la atención de sus alumnos, tienen que bajar su voz.
- Haz contacto visual
Cuando les miras a los ojos directamente ¡saben que estás hablando con ellos! Recuerda, si son pequeños, baja a su nivel a la hora de hablarles para que no se sientan intimidados.
- Mantén las palabras en un mínimo
En lugar de dar un discurso larguísimo dando todos los detalles de lo que quieres comunicar a tus hijos, mantén el mensaje breve, claro y conciso. De esa forma, no se perderán en un mar de instrucciones o argumentos.
- Hazles repetir lo que has dicho
Especialmente si son pequeños. Sabes que te han escuchado cuando son capaces de repetir lo que demandas de ellos. No tiene que ser algo literal, pueden hacerlo con sus propias palabras, pero sin que cambie el sentido.
- Da listas cortas
Si les estás mandando a hacer varias cosas, mantén la lista corta, con no más de tres cosas: “cepíllate los dientes, ponte el pijama y toma un vaso de agua”, o “busca tu cuaderno y haz tu tarea”. Ve dándoles listas pequeñas a medida que vayan haciendo las cosas en lugar de darles una lista grande.
- Habla desde la misma habitación
Aaaaaaaaaah ¡culpable! Si yo les hablo desde la otra punta de la casa, nunca sabré si me están escuchando y la probabilidad más alta es que no lo estén haciendo.
- Enséñales a responder
Hacer que ellos respondan cuando les hablas también es una forma de asegurarse de que te están escuchando. Enséñales a decir “sí mamá/papá” cuando les hablas.
- Enséñales a conversar
Nuestros hijos tienen que aprender que la voz de mamá o de papá es la más importante y que deben guardar silencio cuando uno de los dos habla. Pero también es necesario enseñarles a mantener una conversación y guardar turnos a la hora de hablar y escuchar.
- Escucha a tus hijos
Nada mejor que predicar con el ejemplo. Si tú nunca los escuchas, no esperes que ellos te escuchen a ti cuando les hablas.
- Elógialos cuando escuchan
Déjales saber cuándo lo hacen bien. A veces nos encargamos de resaltar con todo lujo de detalles las cosas que se hacen mal y no hacemos lo mismo con las cosas que hacen bien.