Cómo explicar partes difíciles de la Biblia a los niños

Cuando el pastor anunció que para el evento de domingo de resurrección íbamos a poner la película La Pasión de Cristo, automáticamente pensé: “¿y los niños?”. Me preocupaba que fuera una película demasiado gráfica para los pequeños, así que le propuse proyectar una película para ellos sobre el mismo tema, pero más adecuada a su edad.

Y me quedé pensando en eso porque durante esa semana estaba leyendo con mis hijos varios pasajes de la Escritura que nos estaban llevando hacia ese momento. Y, en realidad, la película de la pasión de Cristo es muy gráfica… porque es muy literal.

La Biblia cuenta cómo Jesús sufrió, cómo fue martirizado, cómo fue crucificado y lo cuenta con todo lujo de detalles. Y comencé a pensar en todos esos pasajes de la Biblia que a veces no son fáciles de explicar: la muerte de Jesús, pasajes del Antiguo Testamento en los que vemos asesinatos, adulterios, violaciones, profecía… Hay muchos pasajes “difíciles”.

Pero, ¿significa eso que vamos a, simplemente, pasar por alto esos pasajes precisamente porque son difíciles de “tragar”?

Creo que no. 

Toda la Escritura es inspirada por Dios,  y útil para enseñar,  para redargüir, para corregir,  para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16).

Toda la Biblia es inspirada por Dios y es útil, así que no hay partes de ella que debamos excluir por muy difíciles que sean.

Ahora bien, yo soy muy exigente con las cosas que mis hijos ven en la televisión o leen y no me siento cómoda con el hecho de exponerlos a pasajes demasiado gráficos. Así que creo que lo mejor que puedo hacer mientras mis hijos siguen siendo pequeños, es leer esos pasajes… con un pequeño giro. Haciendo pequeñas cosas que suavicen un poco el contenido “no apto para menores”.

Te dejo algunas ideas en las que he estado pensando estos días para leer con nuestros hijos pequeños partes complicadas de la Biblia:

1- Ora.

Ora por el tiempo que van a pasar leyendo la Palabra, ora para que Dios pueda hablar directamente a sus corazoncitos y para que el Espíritu Santo te ayude a ti a explicar y a ellos a comprender (mis dos hijos mayores son salvos) el pasaje por difícil que sea. 

2- Provee contexto histórico.

Explícales las diferencias entre las costumbres que tenían en la antigüedad y las que tenemos ahora. En la medida que sea posible, haz que se familiaricen con las condiciones sociales, económicas y políticas de los tiempos bíblicos. 

3- Anticípate a los momentos difíciles y prepara a los niños para ellos.

Busca palabras que sean difíciles de entender para ellos y piensa en la mejor manera de explicárselas. Avísales de que, en la lectura, hay partes que les van a sorprender o que son un poco duras. Pero déjales saber siempre que la Biblia, por difícil que sea, es la Palabra de Dios y contiene aquellos pasajes que Dios quiso que estuvieran en ella.

4- Anímales a hacer preguntas.

Por mucho que quieras prepararte, siempre van a surgir preguntas, dudas o inquietudes. Anima a los niños a hacer cualquier pregunta que les pueda surgir o cualquier comentario que se les ocurra para poder entender el pasaje.

5- Revisa cualquier contenido “extra” que vayas a usar.

Si les vas a poner una película sobre el tema, les vas a leer un libro o vas a usar cualquier otro recurso, revísalo con anticipación. Primero, para asegurarte de que doctrinalmente es correcto y, después, para saber exactamente qué tipo de contenido tiene. ¿Es apropiado para su edad? ¿Es demasiado gráfico? No les expongas a nada que no hayas revisado anteriormente.

6- Conoce a tus hijos.

Los niños tienen diferentes capacidades emocionales que no solo dependen de la edad. Tú sabes bien qué cosas los asustan, cuáles les preocupan y sabes interpretar sus caras a medida que vas hablando con ellos. Juega con eso a la hora de explicarles esas partes complicadas.

Si no tienes hijos pequeños, quizás puedas usar estos consejos con tus sobrinos, con tus alumnos, con los niños de escuela dominical o incluso con niños más grandes. 

No dejes de leer con tus hijos pasajes de la Biblia que sean difíciles de digerir. Ese pasaje está ahí porque Dios lo puso ahí. Más bien, busca las estrategias que te ayuden a explicárselos de la mejor manera posible.

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