Consejos para la independencia financiera

“…Sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre” – 1 Timoteo 6:11

¿Ya recibiste tu primer sueldo?, ¿Qué tal la experiencia?

Sea que estés recibiendo un sueldo fijo, o que tengas algunas entradas económicas, seguramente tus pensamientos circulan con mayor intensidad en las cosas que deseas adquirir con las ganancias que tienes, además de estar en camino a la independencia financiera. Ahora que ha llegado el tiempo de manejar dinero, ¿has pensado en cómo un cristiano debe manejar sus ingresos?

Básicamente existen aquellas personas que consumen más allá de lo que tienen, aquellas que ahorran lo más que pueden y aquellas que lo que tienen lo invierten.

Las personas que tienen una mentalidad de consumo tienen sus intereses puestos en el presente. Pendientes en proyectar una imagen de estabilidad económica, compran y gastan porque confían en el sueldo siguiente. Seguro se encuentran al borde de deudas, con tarjetas de crédito saturadas y aunque quieran no logran ahorrar, así que en ese espiral descendente aquellos ahorritos estarán destinados a pagar una nueva deuda.  

Para las personas que tienen una mentalidad de ahorro, cada centavo es sumamente importante porque de centavo en centavo se harán ricos. Estrictamente exactos con lo que gastan, el peso que les debas lo reclamarán incluso con intereses. Su carácter egoísta les impide desprenderse del dinero por una noble razón; pocas veces darán algo que salga de su corazón.

Luego están las personas con una mentalidad de inversión, las que están pensando en emprender un negocio. Buscan un capital para invertir con el fin de obtener ganancias; están conscientes de que pueden ganar o perder, así que no les da miedo asumir riesgos; y como están pensando en hacer crecer su negocio, son generosos a la hora de invertir.

Pablo exhorta a Timoteo a huir del amor y afán de las riquezas. Como cristianas debemos marcar una diferencia en cuanto al manejo del dinero; en esto también damos testimonio a otros, así que la manera de hacerlo debe ir en paralelo a tu identidad.

Hoy la palabra de Dios nos reta con algunos principios que pueden ser aplicables a una mentalidad bíblica financiera:   

Administra el dinero de manera Justa ¿Es justo gastar todo lo que ganas solo para ti? ¿Hay hermanos menores, amigos, padres que necesiten algo que no pueden comprar? Sé generosa.

Administra tus gastos de forma piadosa. ¡No comas todo de balde! La piedad te ayuda a entender que el dinero que recibes no es tuyo, pertenece a Dios y tú debes ser una fiel directora de ello.

Administra el dinero con fe. Sí, fe para creer que lo que tienes Dios lo puede multiplicar en tus manos y así poder bendecir el cuerpo de Cristo.

Administra tus ahorros con paciencia. ¡No te desesperes! Las cosas que deseas obtener no llegan de la noche a la mañana, necesitas esperar en el tiempo de Dios. Mientras tanto: ¡no te endeudes!

Administra tus ganancias con mansedumbre. Pídele al Señor un carácter sereno y sensato para que la locura de ver dinero en tus manos no te arrastre a las compras deliberadas.

Si consumes, que sea en cosas que valgan la pena; si ahorras, hazlo con un propósito definido; invierte con inteligencia, que sea en el avance del reino de Dios para que obtengas ganancias perdurables, las que son celestiales.

Recuerda: tu manera de invertir el dinero debe ir de acuerdo a tu identidad. ¿Está tu identidad puesta en Cristo o en las riquezas?

“El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará” – 2 Corintios 9:6

Por Angélica Jiménez

 

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