“Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas” 2 Timoteo 2:23
Cuando navego por Pinterest, me encuentro con muchas gráficas que entregan recetas, tips para bajar de peso, de moda, para ser mejor esposa, para ser una buena madre, para hacer esto y esto otro, en fin; sin embargo, la Palabra de Dios nos ofrece mucho más, no solo indicaciones, recetas o tips, sino la instrucción bíblica de primera fuente, la de su Autor, de cómo vivir la vida cristiana. Y nuestro querido hermano Pablo da unos consejos muy importantes a este joven Timoteo que, al igual que tú, se está iniciando en un liderazgo.
Todas hemos sido llamadas a servir, unas como maestras de escuela dominical, o ser un guía de grupo de estudio bíblico, o te estás formando para el ministerio. Quizás sin tener un llamado específico tienes la gracia de Dios para compartir la Palabra con otras personas. Considera estas importantes instrucciones que Pablo le da a nuestro joven pastor (te cuento un secreto… las escribió para nosotras también):
- Desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas
No hemos sido llamadas a discutir la Palabra de Dios, pero si hemos sido llamadas a desechar la mentira y toda necedad e insensatez que produce pelea, discusión a partir de ésta. No nos alineemos con alguien para tener su favor, sabiendo que ese alguien produce contienda, no sea que nos veamos influenciadas y seamos parte de una cuestión que definitivamente no nos va a edificar. La Palabra de Dios debe alimentarnos, nutrirnos, producir fe, crecimiento espiritual, madurez, más hambre de Dios… pero no para pelearnos.
- No debes ser contenciosa, sino amable para con todos, apta para enseñar, sufrida
No, por nada del mundo se nos ocurra entrar en disputa o contradecir las opiniones ajenas, siendo nosotras las iniciadoras de algo así. Las veces que me he puesto en esa posición no ha sido de bendición, porque hemos sido llamadas a ser amables; amables para explicar, para entender o comprender lo que la otra persona está tratando de decir. No debemos ir al choque, al contrario, ser un puente de bendición escuchando la voz de Su Espíritu para guiar la conversación, la instrucción, y para ello necesitamos ser aptas para enseñar. Una chica que retenga la Palabra fiel, que pueda exhortar con sana enseñanza, una chica que conozca y viva las Escrituras, que se capacite y sea competente.
- Que con mansedumbre corrija a los que se oponen
¿Cómo podemos actuar bajo presión verbal o una acalorada discusión con un no creyente? La tentación de ponernos a la misma altura es evidente, sin embargo, esta cualidad debe desarrollarse a fin de no entrar en una discusión, sino que con fuerza bajo control, o sea siendo mansa, poder corregir sabiamente a aquellos que se oponen a la Palabra de Dios y ser usadas por Dios para ser un puente de bendición. Y como dice la Palabra, “por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad” (1Timoteo 2:25).
El Señor nos ayude a ser fieles, ya sea como una obrera en Su mies o en la iglesia local donde sirves, y a desarrollar todas estas cualidades que aprendemos, pero por sobre todas las cosas que lo hagamos con amor y usando para bien Su Palabra.
Por Elba Castañeda