Cuando desesperadamente quieres un cambio en este mundo

“No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” – Romanos 12:21

Estás conteniendo el aliento, esperando – orando – que algo cambie.

El mundo es un desastre después de todo.

De manera egoísta, querías algo mejor para ti misma. Sinceramente, quieres algo mejor para tus hijos y tus nietos. Pero con cada día que pasa, parece que la corrupción crece más y nuestros futuros son más inciertos.

Sería mejor para nuestras conciencias culpar a todo el mundo, desde terroristas a políticos corruptos, pero cuando leemos las palabras de Dios y nuestros propios corazones corruptos están expuestos, sabemos que hay mucho más que eso. Por fuera buscamos respuestas a todos los temas del momento, pero hay otra guerra forjándose en nuestro interior…

Estamos dejando que el sol se ponga sobre nuestra ira.

Guardamos resentimiento por ofensas que no deberíamos seguir viviendo.

Secretamente deseamos que aquellos que nos han hecho mal paguen.

Justificamos el pecado en nuestra retaliación y el orgullo que nos dice que tienen lo que se merecen.

En nuestro deseo de ser justas, nos hemos equivocado mucho. En nuestro deseo por una salida fácil, hemos ignorado el problema que reside en nuestro interior.

¿Qué podemos hacer cuando nos desesperamos por un cambio en este mundo pero no sabemos por dónde comenzar?

Padre, comienza conmigo.

“No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.  No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” – Romanos 12:17-21

En cuanto dependa de ti…

Esta es una frase que se repite casi diariamente en nuestro hogar. De hecho, la he dicho hoy al acostar a mi hija. Ni siquiera hemos tenido que terminar la frase porque nuestros hijos la han escuchado tantas veces que la terminan por nosotros: “en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.”

Enfrentémoslo: sería mucho más fácil poner dinero en la ofrenda cada semana, o servir sopa en un centro de ayuda – por lo menos una vez al año cuando Acción de Gracias se acerca. Pero, ¿escoger perdonar a otros diariamente? ¿Hacer bien cuando todos los demás están haciendo mal? ¿Hacer mi parte de vivir en paz con TODOS los hombres? ¿Vencer con el bien el mal? Nuestras relaciones humanas y la reconciliación a menudo requieren más de lo que estamos dispuestas a dar.

Pero porque Jesús lo dio todo para que yo pueda tener paz con Dios, ese mismo evangelio debe rebosar de paz y perdón que se extiende a otros.

Así que hoy, ¿por qué no damos ese primer paso para el cambio por el que tan desesperadas estamos?

Acércate en humildad antes de que se ponga el sol.

Reconoce ese resentimiento al que te has estado aferrando, perdona y conviértelo en algo del pasado.

Ora sinceramente por aquellos que te han hecho mal.

Piensa en todas las maneras en las que puedes bendecir a alguien y hazlo.

Haz esa llamada de teléfono. Haz esa visita. Escribe esa nota. Deja de perder un día más.

Comencemos dentro de las paredes de nuestro hogar y deja que el amor y el perdón de Dios envuelvan el mundo a nuestro alrededor.

¿Qué cosa puedes hacer TÚ para vencer el mal con el bien?

Padre, quiero desesperadamente ver cambios en este mundo. Que hoy sea el comienzo de algo distinto y que comience conmigo.

Por Whitney D.  

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