Cuando el temor se apodera de nuestros corazones

“Y David puso en su corazón esta palabras” – 1 Samuel 21:12 

Qué maravilloso y misericordioso es nuestro Dios. En Su Palabra Él nos muestra diversos testimonios de Su fidelidad para con nosotros. Leemos sobre la vida de David y vemos la diferencia entre vivir para Dios y vivir para nosotros mismos… y las consecuencias que esto acarrea.

En la primera parte de la historia de David, las cosas iban muy bien. Está claro que él no fue el favorito de su padre y sus hermanos no le trataban muy bien que digamos. Pero David sabía que Dios lo había escogido y podía descansar en la promesa de que Dios estaba con él. Parecía que todo lo que hiciera tenia éxito – tanto así que hizo que el rey Saúl se pusiera muy celoso. Tan celoso, que Saúl quería matar a David.

Y fue allí cuando  David permitió que el temor determinara sus acciones en vez de poner su fe en Dios.

No culpo a David por tener miedo. Puedo decir que en ocasiones he permitido que el temor se apodere de mí por situaciones menos difíciles. Pero hay algo muy claro: el temor no viene de Dios (2 Timoteo 1:7). Así que cuando el temor llegó al corazón de David, fue porque él quitó sus ojos del Rey de reyes- ese mismo que lo había equipado para matar a un león, un oso o un gigante – y lo hizo correr.

David literalmente corrió por su vida.

A pesar de que Dios había trabajado en él de manera poderosa muchas veces, vemos cómo David comenzó a quitar sus ojos de Dios y comenzó a hacer las cosas con sus fuerzas.

Tristemente vemos cómo David se acercaba a todo el mundo menos a Dios.

Y así como David, yo lo he hecho también muchas veces en mi vida.

Primero, David pierde su trabajo. Él era este soldado maravilloso en el ejército de Saúl. Una posición que perdió en el momento en el que el Rey Saúl trató de matarle (1 Samuel 19:10).

Luego, David huyo para salvar su vida. David fue a buscar a su esposa. ¿Quién no correría a buscar refugio en su esposo? Pero allí Mical le dice que no es seguro para él estar ahí (1 Samuel 19:11-12).

Pérdida de trabajo. Pérdida de las comodidades de su hogar y pérdida de su ser amado… todo porque un rey loco estaba celoso de cómo Dios le había estado bendiciendo.

David corre hacia Samuel (1 Samuel 19:18), aquel que Dios había usado para ungir a David y anunciar su reinado. Pero en ese momento esa bendición se estaba viendo como una maldición – una maldición que le traería dolor y tristeza a su vida.

Entonces David va a su mejor amigo, Jonatán, pero se da cuenta de que debe dejar esa amistad por el momento (1 Samuel 20:42).

Y uno a uno, las personas a las que David se acercaba para obtener consuelo se desvanecían.

Y es así como llegamos al versículo de hoy. David está desesperado. Siente que no tiene a nadie a quien acudir, así que entra en la tierra de sus enemigos. Suena loco ¿verdad? Él había matado a miles y al gigante Goliat que ellos tanto amaban, y ahora va a buscar refugio y protección contra el Rey Saúl allí.

Y me pregunto, ¿cuántas de nosotras hemos hecho lo mismo?

Aquellas relaciones o adicciones que una vez tuvimos la fortaleza de dejar, y nos encontramos de repente corriendo hacia ellas en esos momentos de debilidad.

Aquí vemos a David, nuestro héroe, actuando como un demente: todo descompuesto y temiendo por su vida.

Temor.

Eso es lo que estaba persiguiendo a David y lo hacía mover de relación a relación, de consuelo a consuelo, y lo alejaba de acercarse a Dios. Él permitió que el temor lo persiguiera, lo cansara y que, al final, perdiera su dignidad al frente de todas esas personas a las que mostró el poder de Dios actuando cuando mató a un gigante siendo un jovencito (1 Samuel 16:46-47).

Y creo que Dios con Su amor absoluto permitió que David pasara por todo ese dolor en esa temporada tan difícil, para que pudiese aprender a confiar completamente en Él y que entendiera que toda su seguridad y sus provisiones serían dadas por Él.

Es una lección difícil de aprender. Es muchas veces más fácil confiar en nuestras amistades, nuestros títulos, nuestro estatus y nuestras cuentas de banco que en Dios. Pero es solamente en Dios que podemos encontrar la seguridad que nuestros corazones y nuestras mentes están buscando.

Amiga querida, ten confianza. Dios puede hacer cosas maravillosas en nuestras vidas cuando podemos mostrar al mundo Su Gloria y cuando enfrentamos nuestros propios gigantes. Anímate y mira hoy si has estado corriendo de persona en persona o de una cosa a la otra para encontrar el amor y la seguridad que estás buscando. Eres un ser humano, y si un hombre que describimos como “Un hombre conforme al corazón de Dios” puede caer en la trampa del temor, entonces nosotras también.

Pero, no nos quedemos allí.

Confiesa el pecado de aquellas veces en las que has buscando a los demás en vez de buscar a Dios. Y comprométete a acercarte a Dios y a Su Palabra, para encontrar fortaleza y descanso en Él.

No permitas que nada ni nadie se convierta en un sustituto para Dios en tu vida.

Y lee esta verdad una y otra vez hasta que logres memorizarla y grabarla en tu corazón “No temas, porque Yo estoy contigo.” Isaías 41:10

“Las muletas humanas paralizan el camino de la fe.” – Chuck Swindoll

Aprendamos de David y pongamos toda nuestra confianza en Dios.

Desafío: Esta semana cuando el temor se apodere de ti, recita Isaías 41:10 en tu corazón y en tu mente.

Por Ángela Perritt

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