Cuatro preguntas que debes hacerte antes de confrontar una amiga

"Llamas a tu mejor amiga y le abres tu corazón acerca de un gran evento que tendrá lugar en tu vida. Cuando el gran día llega, ella no aparece. Ni una llamada. Ni un correo electrónico. Ni un mensaje de texto. Te sientes ignorada y poco importante".

"Ustedes dos hacen todas las cosas juntas. Se parecen tanto que bromeaban diciendo que eran hermanas separadas al momento de nacer. Pero últimamente ella ha dejado de llamar. Cuando la ves, actúa de forma extraña".

"La razón por la que ustedes se han hecho tan amigas es porque ambas aman a Jesús. Siempre se sientan juntas en los grupos de jóvenes. Han hecho estudios bíblicos juntas. Se mantienen al tanto de lo que está pasando en sus vidas. Pero últimamente ella empezó a salir en secreto con un joven que sus padres no aprueban. Ella no quiere hablar de eso contigo y notas como su pasión por Jesús se comienza a enfriar".

Desearía que estos fueran escenarios hipotéticos, sacados de mi imaginación.

Pero no lo son. Todas estas situaciones me han sucedido. En algunos casos, yo era la chica que estaba mal. En muchos casos, yo era la chica que hería a los demás. Ya sea que te veas a ti misma en estas historias o no, estoy segura de que puedes pensar en situaciones en tu vida cuando tus relaciones estaban tensas. Esto es porque…

Las relaciones son complicadas.

Amar a los demás como Dios ama significa estar de acuerdo de que habrán conflictos.

"Hasta que entré en la década de mis treinta, pensé que el amor ágape era sinónimo de relaciones simples y armoniosas. Pero las experiencias de la vida me han probado que amar a alguien desinteresadamente a menudo significa estar listos para enfrentar conflictos relacionales, dolor, y decepción". -Collen Chao

La palabra ágape viene de la Biblia y describe un amor desinteresado, sacrificial e incondicional. Es el tipo de amor que Dios nos llama a tener hacia otros. A veces pensamos que el plan de Dios para el amor debe ser dulce y fácil. Pero el amor ágape no funciona de esa manera. Amar a los demás como Dios ama significa estar de acuerdo que habrán conflictos.

Esto es particularmente cierto cuando necesitamos confrontar a una amiga. Pero Dios nos respalda. En Mateo 18:15-17 Él señala instrucciones muy específicas de cómo confrontar a una amiga. Pero antes de hacerlo, aquí verás cuatro preguntas que Dios te exhorta a hacerte.

Pregunta 1: ¿Estoy enojada?

La ira tal vez sea la primera señal de alerta de que no estás lista para confrontar a una amiga. Proverbios 29:11 dice que es necedad dar rienda suelta a la ira, pero sabio reprimirla. Santiago 1:20 nos exhorta a ser tardas para la ira. Eclesiastés 7:9 dice que el enojo se anida en el seno de los necios.

Permíteme decirlo de otra manera.

Solo porque lo sientas, no significa que tengas que decirlo.

Tal vez se necesiten mayores razones para confrontar a tu amiga que simplemente porque te hizo enojar.

Pregunta 2: ¿Estoy juzgando?

Mateo 7:1-5 dice, “No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá. ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: “Déjame sacarte la mota del ojo”, cuando la viga está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano”.

Antes de correr a confrontar a tu amiga acerca del pecado en su vida, asegúrate que estas juzgándola por los estándares de Dios y no por tus preferencias.

Confrontar a nuestras amigas acerca del pecado es cosa seria. Aunque ciertamente no deberíamos acobardarnos de hacerlo, también necesitamos darnos cuenta que tenemos una responsabilidad de tratar con nuestro propio pecado antes de confrontar a alguien acerca del suyo.

Antes de correr a confrontar a tu amiga acerca del pecado en su vida, asegúrate que estas juzgándola por los estándares de Dios y no por tus preferencias y que has estado atenta de tu pecado tanto como el de ella.

Pregunta 3: ¿Estoy intentando ganar?

¿Cuál es tu verdadera motivación para confrontar a una amiga? ¿Quieres probar que estás en lo correcto? ¿Quieres hacerla sentir mal porque ella te hizo sentir mal? ¿Quieres impresionar a alguien más?

Filipenses 2:3-4 dice, “Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás”.

La persona más importante en cualquier confrontación potencial es la otra persona. En lugar de pensar acerca de lo que obtendrás del conflicto, la Biblia te exhorta a pensar en la otra persona primero. Si no estás lista para verlo desde su punto de vista, no estás lista para confrontar.

Pregunta 4: ¿Amo la paz?

Romanos 12:18 dice, “Si es posible, en cuanto a vosotros dependa, estad en paz con todos los hombres”.

Sé lo que estás pensando…

“Pero ella…”

“Pero no entiendes lo que está pasando…”

“Pero he tratado y ella simplemente no…”

Dios conoce nuestra tendencia de adjudicar la culpa a otro y es por eso que Él dice, “En cuanto a vosotros dependa”. En otras palabras, haz tu parte para llevarte bien. ¿Con quiénes debemos vivir en paz? Con todo el mundo. Aun con esa amiga con quien es difícil estar en paz. ¿Amas la paz o amas el drama? ¿Haces todo lo que está en tu disposición para vivir en paz con todos o haces cosas que contribuyen al conflicto y al caos?

Antes de confrontar, necesitas pasar un tiempo pidiéndole a Dios que te ayude a amar la paz.


Por Erin Davis


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