¿Cuál es tu relación con el dinero?

Nuestra relación con el dinero debe ir más allá de pelearnos con él, de que sea un tema que nos incomode o nos cause disgusto. Dejar de verlo como algo malo, porque el dinero en sí no lo es, pero sí el manejo que le demos.  

Puede que estés pensando que los temas financieros son exclusivamente de empresarios o millonarios, pero la realidad es que está presente en tu día a día. Así que, ¿por qué no aspirar a tener una relación saludable con él? Dios incluso nos manda a hacerlo, y para lograrlo necesitas cuatro cosas: entender el significado del dinero, capacidad para administrarlo, usarlo a tu favor y tener la sabiduría para tomar decisiones maduras.

La suma de estas cosas te ayudará a poner tus prioridades en orden. Primero Dios; tu vida en la tierra después: 

"Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará a uno y amará al otro; será leal a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero." (Mateo 6:24)

Ahora, ¿recuerdas que te dije que el dinero es la recompensa por resolver problemas? Pues ahora mismo afuera hay miles de problemas que tienen solución, y que los dones y habilidades que Dios te dio pueden ser usados para resolverlos. Te invito a que hagas un ejercicio estos días y en una lista escribas las cosas por las que la gente se queja, ya sea en tus redes sociales o incluso con tus mismos vecinos. ¿Qué necesidades ves? Y luego pregúntate, "¿cuáles de ellos puedo resolver?"  

Recuerda cuando Eliseo le preguntó a la viuda: "¿Qué puedo hacer por ti? Dime qué tienes en casa."  (2 Reyes 4:1-7)

No esperes a que Dios te dé un fajo de billetes de la nada, él quiere que entres en acción porque te ha dotado de talentos que necesitas usar. Dios ahora te pregunta: ¿qué tienes en ti? ¿en qué eres bueno? No subestimes lo que el creador del universo puso dentro de ti; la semilla está ahí, y puede producir la cosecha que quieres.

Afuera está la oportunidad que has estado esperando, aún con la crisis, las puertas de la oportunidad están al rededor, hay necesidades y necesitan ser cubiertas. Pero ten cuidado de no afanarte con lo malo, empañará tu fe y no podrás verlas. 

Ahora que has tomado un momento para reflexionar cómo ha sido tu relación con el dinero hasta el día de hoy, te reto a que le pidas sabiduría a Dios para que puedas usar los recursos que te ha dado, y te animes de una buena vez por todas a usarlas para multiplicar tus ingresos y proveer a quienes más amas, y por supuesto, bendecir a otros que lo necesiten. 

"Mas acuérdate del Señor tu Dios, porque Él es el que te da poder para hacer riquezas..." (Deuteronomio 8:18)

 

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