¿Cuánto cuesta la crianza de los hijos?

La crianza de los hijos hoy se ha convertido -en muchos casos- en una obligación para algunos jóvenes papás que, gracias a un fortuito encuentro sexual, se vieron en una circunstancia que nunca pidieron.

Del mismo modo, para otra generación de jóvenes y exitosos profesionales, la crianza de los hijos se ha convertido en una carga que están obligados a llevar para seguir avanzando en el excitante mundo de los negocios.

Con este panorama, es evidente que criar se ha convertido en una tarea y no en un encargo de Dios. Pero es necesario que los padres tomemos muy en serio la crianza de nuestros hijos. Esto significa proveer guía moral constantemente y cuando tomamos valores cristianos como referencia, proveemos la base para una disciplina llamada ética.

La Biblia posee los preceptos más altos del buen comportamiento moral y todo padre de familia debe tenerla como su libro de cabecera para la crianza de sus hijos. Los valores cristianos no se alteran. Los requisitos morales de hoy son los mismos de ayer y serán los mismos mañana, porque “Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre”.

Recuerden este pasaje, Deuteronomio 11:18-19 “Por lo tanto, comprométete de todo corazón a cumplir estas palabras que te doy. Átalas a tus manos y llévalas sobre la frente para recordarlas. Enséñalas a tus hijos, habla de ellas en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”. ¿No es suficientemente claro lo que el Señor quiere de nosotros con respecto a nuestros hijos?

Tenemos que aceptar que hay reglas de conducta o ética que se aplican a todos y en todo lugar, y el respeto de ellas determinará dos cosas: nuestro éxito en la tarea de crianza y el grado de obediencia de nuestros hijos hacia Dios, e incluso a las diferentes autoridades que tendrá a lo largo de su vida: maestros, jefes, autoridades civiles, etc.

Debemos tener una meta clara que deseamos de nuestros hijos. Por eso no dejaremos de decirte que nuestra meta debe ser formar hijos moralmente responsables y espiritualmente sensibles. Esta instrucción de los hijos debe tener la misma norma de excelencia moral para todos, sin importar la personalidad o el temperamento.

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