¡Cuánto nos cuesta!

No está en nuestra naturaleza, pero es más que necesario hacerlo: pide disculpas y perdón a tus hijos, así tendrás libertad para amar.

¿Cuántas veces te ha costado pedir disculpas y decir “lo siento, me equivoque”? Porque también los adultos se equivocan, los padres también se equivocan y, a diferencia de los más pequeños, con conocimiento de las cosas. Sé sincero y pregúntate por qué te cuesta tanto decir “lo siento, me equivoqué, te lastimé, perdóname". ¿Cuál es la razón de no poder hacerlo?

Esas pequeñas palabras hacen una familia fuerte. Los hijos deben saber que sus padres -siendo los que guían- también son humanos y que se pueden acercar a decir “Lo siento, ¿me podrías perdonar? No actúe, ni dije nada agradable”. Ese tiempo es hermoso, porque restauramos sus corazones y nuestra relación con ellos. ¡Eso es lo hermoso!

Una vez escuché que es de valientes aceptar las fallas, los errores y decir “sí, me equivoqué”, pero nos han conectado tanto la idea errada de que los padres lo sabemos todo y que si te equivocas no hay que reconocerlo. ¡Eso es falso! Algunos piensan que si haces eso perderás respeto y autoridad. Al contrario, ¡vas a ganarlo!

Es triste ver en las calles a padres gritando a sus hijos. No hay cuidado del lugar donde se hace, en una vía pública. Eso se arregla en casa con la puerta cerrada, sin gritos, ni ira. Porque si no, avergonzamos al niño o al adolescente y luego guarda rabia y cólera por lo que se le hizo pasar delante de gente desconocida, por más culpa que haya tenido. No hay razón para humillarlo.

Si te pidieran hacer dos listas de las faltas que tus hijos y tú cometes, te aseguro que la de ellos la llenarías en menos de 10 minutos y en la tuya nos tomaríamos mínimo una semana.

¿Tus hijos piden disculpas o perdón cuando se equivocan? Si la respuesta es no, es porque ellos solo están siguiendo el ejemplo que tú le das. Y si es sí, es porque tú estás aprendiendo a caminar en la Verdad.

Cuánto se evitaría realmente con solo decir “lo siento, perdóname”. Quizás la hija o el hijo que tienes a tu lado está herido por algo que dijiste sin medir consecuencias; quizás tu esposo o esposa también hizo lo mismo contigo. No sigas llenando tú corazón de cosas que no te ayudan.

Hoy es un día donde las cosas pueden cambiar. No busques excusas, verás qué bien se siente y la libertad que traerás a tu vida y a tu familia. Toma ahora la decisión de acercarte y ser tú quien empiece a caminar en Sabiduría.

Pide perdón a quienes heriste y a quienes te hirieron también, porque habías guardado contra ellos rabia, enojo, furia y muchas cosas más. Tienes una nueva oportunidad donde puedes hacer grandes cambios.

No dejemos de buscar armonía en nuestras casas, porque eso le agrada al Señor. Hagamos grato y armonioso el ambiente de nuestro hogar, donde los que amamos siempre quieran regresar.

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