Desafío a dar gracias (Día 18)

Hace un tiempo comencé a leer con mi hija una serie que a ella le fascina. La ha leído un montón de veces, pero yo no la había leído nunca, así que decidimos compartirla y así pasar un tiempo juntas en las noches antes de dormir, disfrutando algo que a ambas nos encanta: la lectura. 

La serie se titula “La casa de la pradera”, de Laura Ingalls. Si no las has leído y te gustan las novelas históricas, te la recomiendo. Es una lectura refrescante, sana y que nos transporta a un tiempo donde la vida era mucho más simple… pero también más trabajosa. 

Quizá te estés preguntando qué tiene que ver todo esto con el desafío a dar gracias. Verás. Este blog es básicamente para mujeres y las mujeres del siglo 21 somos un tanto malabaristas, ¿cierto? Muchas tienen trabajos fuera de casa, más la crianza de los hijos, la administración del hogar, responsabilidades en la iglesia, en las escuelas de los hijos, etc. 

Sin embargo, a pesar de todas estas cosas, nada se compara con todo el trabajo doméstico que aquellas mujeres de esos siglos tenían que hacer, por la sencilla razón de que los inventos que ahora nos resultan tan comunes y ordinarios ni siquiera eran un sueño en aquel entonces. 

Mi desafío para ti hoy es muy sencillo. Si no estás leyendo esto en casa, quiero pedirte que cuando llegues des una vuelta y la recorras. Dale una mirada como si fuera la primera vez que entras. Observa todas las cosas que Dios ha puesto a tu disposición. 

Quizá no tienes la casa de tus sueños, pero tienes una casa, un apartamento, un lugar donde vives. Luego mira tu cocina. Es posible que no luzca como la de una revista ni como la de Martha Stewart (si no la conoces, es una famosa celebridad en el mundo doméstico), pero tienes un lugar donde lavar los platos, un refrigerador que conserva la comida, una lavadora (como la mía que ahora mismo está haciendo que mi familia pueda tener ropa limpia), etc. 

La vida ya no es tan simple porque, es verdad, el desarrollo nos ha ido complicando. Pero, por otra parte, disfrutamos bendiciones que nos hacen más fácil esta vida complicada.  

¡Ah, y por cierto! Todavía hay muchos lugares del mundo donde esas cosas simples que tú y yo tenemos en nuestra casa siguen siendo un sueño…. ¡incluso el agua que sale por una llave o grifo! No lo olvidemos, oremos por aquellos que tienen menos, contribuyamos a aliviar su necesidad… ¡y demos gracias! 

Desafío para hoy: ¿Ya hiciste el recorrido por tu casa? Anota tres cosas por las que das gracias a Dios pues ayudan a que tu vida como dueña de casa sea más fácil. No olvidemos que hasta esos pequeños detalles son un regalo de Dios. 

Pasaje para memorizar: “Todo lo que es bueno y perfecto desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos”, Santiago 1:17, NTV.

Vive agradecida, así lo diseñó Dios.

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