Desafío a dar gracias (Día 20)

Lo nuevo a todos nos gusta: casa nueva, carro nuevo, ropa nueva, zapatos nuevos, lugares nuevos para conocer, etc. Por alguna razón lo nuevo nos atrae y nos hace sentir bien. El único problema es que todas estas cosas solo son nuevas por un tiempo breve y luego se hacen viejas. Otra vez lo nuevo se convierte en viejo y deja de resultarnos tan interesante o atractivo. 

Sin embargo, el mundo espiritual funciona con leyes diferentes. Cuando conocemos a Cristo, lo viejo queda atrás para siempre, tal y como nos recuerda el apóstol Pablo en 2 Corintios 5:17: “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!” A partir de ese momento Dios nos ve como una criatura totalmente nueva, no importa si tienes 10, 30 o 60 años. 

Y lo interesante es que en el calendario de Dios la cuenta entonces es regresiva, lo viejo se hace cada vez más nuevo, hasta que lleguemos a la perfección que él diseñó originalmente (Efesios 4:13). Un ser humano nuevo y sin defectos que nunca envejecerá ni morirá. Un ser humano que por medio de Cristo podrá ser para siempre “nuevo”. ¡Qué gran regalo! 

No sé a ti, pero a mí me llena de alegría esa idea, porque aunque la realidad de este lado de la eternidad es que envejeceremos, del otro lado nos espera algo completamente nuevo, ¡y estoy segura de que eso incluye eterna juventud! 

Desafío para hoy: Dale gracias a Dios por tres cosas nuevas que haya hecho en tu vida. Y si quieres añadir más, incluye algo nuevo que hayas recibido hace poco, desde la blusa que compraste la semana pasada hasta la amiga nueva que él te regaló. 

Pasaje para memorizar: “Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día”, 2 Corintios 4:16, NTV.

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