Desafío a dar gracias (Día 22)

En los últimos tiempos se habla mucho de la palabra “mentor”. ¿Qué es un mentor? Quizá te sorprenda saber que nuestra palabra en español viene de un personaje de la obra La Odisea. Se llama Méntor y era el consejero de Telémaco. Un mentor es un consejero o guía. 

De modo que aunque en estos tiempos modernos la estamos usando mucho, no es un invento nuestro. Es muy antiguo y la Biblia también está llena de ejemplos. Abraham fue un mentor para su sobrino Lot. Elías lo fue para Eliseo. Pablo para Timoteo y muchos otros. Y, por supuesto, Jesús para los doce. 

Un mentor es alguien que decide invertir en la vida de los demás. Y se da por entero. En su libro “El arte de ser un mentor”, Darlene Zschech dice: “Los verdaderos mentores se ganan los corazones de aquellos a los que guían”. Y así es. 

He tenido la bendición de contar con maravillosos mentores en la vida de fe, uno de ellos ya está con el Señor. Fue un tío abuelo, pastor, evangelista, un hombre de mirada dulce y convicciones muy firmes. No le importaba que le interrumpiera su trabajo con mis preguntas teológicas o de simple curiosidad. Si no estaba cerca, me escribía… ¡cartas de las de verdad, en papel y tinta! Hasta hoy conservo algunas. Me instruyó con amor, pero no por eso dejó de “alarme las orejas” cuando hiciera falta. Todavía le extraño. 

Mi otra gran mentora es una extraordinaria mujer de Dios que fue como mi segunda madre. De ella recibí abrazos, consejos, regaños, exhortaciones, oraciones, regalos, tiempo, lágrima, risas. Me enseñó a estudiar la Biblia, a amarla, a enseñarla. Creyó en mí cuando ni yo misma creía. Sembró en mi vida sin esperar nada a cambio. Ahora vivimos en países diferentes, pero sigo amándola en Cristo y recordando su ejemplo en muchas cosas. 

A ambos les vi vivir lo que me enseñaban. Y lo que ambos fueron conmigo, ahora yo trato de serlo para otros. 

Estoy segura de que tú también has tenido mentores o mentoras en tu vida. Personas que decidieron invertirse en ti porque han entendido que de eso se trata. De pasar a otros la bendición, de sembrar en otros. De compartir el Reino. 

Esta es mi invitación para ti hoy. Dar gracias a Dios por esas personas que Dios ha usado como guías y consejeros en tu caminar espiritual. 

Desafío para hoy: Anota los nombres de aquellas personas que han sido instrumentos del Señor para que hoy tú seas quien eres en tu vida de fe. Y te exhorto a que ores y le pidas a Dios que te permita serlo para alguien más. 

Pasaje para memorizar: “Instruye a los sabios, y se volverán aún más sabios. Enseña a los justos, y aprenderán aún más”, Proverbios 9:9

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