Nuestro desafío hoy será dar gracias por la gracia de Dios.
Gracia, el favor inmerecido. Aquello que sin importar cuánto nos esforcemos, nunca podremos ganar… Y es que de eso se trata.
Cuando miro a mi alrededor me doy cuenta de que la gracia de Dios no tiene comparación con nada. ¿Cuántas veces nosotras damos un regalo inmerecido? ¡Muy pocas… o nunca! Por lo general regalamos porque alguien a quien queremos celebra algo, ¿cierto? Sin embargo, Dios constantemente nos está prodigando bendiciones de todo tipo… y que no merecemos. Gracia.
¿Sabes cuántas veces hemos defraudado a Dios? ¡Incontables! Pero él, en su gracia infinita y que nunca podremos entender bien, sigue amándonos y recibiéndonos cada día con brazos abiertos y colmando nuestra vida de su favor. Gracia.
La gracia de Dios es lo que hace que puedas disfrutar de ciertos momentos, oportunidades, e incluso personas que, de depender de ti o de mí, ¡solo sería un sueño! No lo merecemos, pero él nos lo da. Gracia.
Líbranos, Señor, de olvidarnos de tu favor inmerecido, de creernos la mentira del orgullo que dice “yo lo logré, yo lo hice, yo lo alcancé, ¡me lo merezco!” Ayúdanos a tener un corazón humilde y sencillo que cada día pueda simplemente decir: “Gracias, Señor, porque ha sido tu gracia”.
Desafío para hoy: Anota tres oportunidades o más en las que has visto manifestada en tu vida la gracia de Dios.
Pasaje para memorizar: "De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado", Efesios 1:6, NTV.
