El “Día de acción de gracias” es una de las tradiciones más importantes en Estados Unidos y es mi celebración favorita porque no incluye correr de un lado a otro con compras, regalos a empacar, etc. Y no me malentiendas, porque sí me gustan los regalos, los adornos y todo lo demás. Sin embargo, lo que realmente disfruto de este día es su carácter familiar, todos juntos para dar gracias a Dios por su bondad.
Por lo general pasamos el día en casa preparando la cena. Los aromas de canela, azúcar moreno y calabaza inundan la casa. Casi siempre preparamos alguna actividad especial que compartiremos durante la cena o después de ella. Nos reunimos con familia y amigos… y eso es lo más significativo de todo.
Así que hoy quiero desafiarte a pensar en los momentos familiares. Esas ocasiones en que todos se reúnen y que a veces nos estresan un poco, pero que a fin de cuentas son en ellas donde se forman los recuerdos, los instantes que quedarán gravados y que incluso a veces quisiéramos congelar para que nunca terminaran e incluso poder regresar a ellos.
¿Qué podemos hacer tú y yo para que también sean memorables a nivel espiritual? La vida como Dios la diseñó también implica hacer de los momentos especiales un monumento a la bondad de Dios.
Como mujeres que quieren vivir la vida como Dios la diseñó, tenemos la responsabilidad de hacer de estos días algo diferente, crear tradiciones familiares. Las estadísticas enseñan que las familias con tradiciones son más fuertes y estables. Y una mujer sabia se ocupa de todo lo que ocurre en su hogar.
Desafío para hoy: Anota algunos momentos familiares por los que quieres dar gracias a Dios. Eso, a su vez, te servirá de recuerdo.
Pasaje a memorizar: “Está atenta a todo lo que ocurre en su hogar, y no sufre las consecuencias de la pereza”, Proverbios 31:27.
