Dios ha provisto todas las cosas

Que abunden en ustedes la gracia y la paz por medio del conocimiento que tienen de Dios y de Jesús nuestro Señor.  Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y potencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda. Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina.” – 2 Pedro 1:2-4

Tenemos que recordar y dar gracias a Dios por tantas maneras en las que Él ha provisto para nosotros y nuestra familia y amigos a través del año. Él ha bendecidos a algunos con salud, regalos financieros, vacaciones relajantes, comida, buenos amigos, relaciones restauradas, familia o pertenencias materiales. Y podemos regocijarnos en todo esto porque Santiago nos dice que todas las cosas buenas en nuestra vida son un regalo de Dios (Santiago 1:17).

Todos los regalos terrenales son buenos y son para disfrutarlos, pero temo que muchas veces les damos más valor y no valoramos el más grande regalo que tenemos en Cristo Jesús. “Su poder divino que nos ha permitido a nosotros todo lo que tiene que ver con la vida y santidad”.

Todos los regalos terrenales desaparecerán. Nuestra salud se deteriorará, nuestro dinero se usará o pasará a la próxima generación, la naturaleza decae, los carros se oxidan, las casas caen en ruinas, ropa, decoraciones y los libros se rompen. Nada en esta tierra es para siempre. Así que no los valores tanto.

Para aquellos que no conocen a Dios, estas cosas temporales son lo mejor que tendrán. Pero para aquellos que conocemos a Jesús como nuestro Salvador, el mejor regalo es eterno. Nuestro gran proveedor nos ha dado a todo Su pueblo dones especiales, todo lo que necesitamos para hacer su voluntad.

VIDA

Esta vida que Pablo habla no es una temporal, una vida terrenal, sino que una eterna y vida espiritual. En Jesús tenemos “Vida abundante” y solamente sus seguidores la experimentan (Juan 10). A través de la sangre de Jesús se nos ha dado “Vida eterna” la cual es para conocer al Dios vivo. Y esta vida que tenemos es perpetua. La tenemos ahora y la experimentaremos en su totalidad en la presencia de nuestro Salvador en una nueva tierra para siempre.

Lo que estamos experimentando ahora mismo es una sombra de lo que la vida realmente es. Esta vida es enferma y frágil mientras que la vida que Dios provee es vibrante y llena de gozo. Y Dios nos la ha dado, a aquellos que le creen.

SANTIDAD

No debemos pensar que nuestra vida ahora mismo no vale y que solo estamos esperando en la tierra hasta que seamos llamadas a nuestra casa real o a que Cristo regrese.

Se nos ha dado una misión, principalmente el conocer a Dios y que hagamos que otros le conozcan. Y en esta vida Dios está trabajando en nosotras para transformarnos en personas de santidad. Lo hermoso es que se nos ha dado todo lo que necesitamos para crecer en santidad. Se nos ha dado un nuevo corazón y mente, tenemos la Palabra de Dios, y tenemos al Espíritu Santo mismo que reside en nosotros.

Cuanto más vivamos nuestra misión de conocer a Dios, más seremos cambiadas y creceremos en santidad, porque el conocer a Dios cambia a la gente.

Este nombre que Dios tiene para sí mismo, Jehová-Jireh (El señor Proveerá) es tan importante porque contradice la mentira en nuestro corazón que nos engaña en creer que Dios es tacaño. No lo es. Él está lleno de generosidad hacia Su pueblo.

“¡Aleluya! Ya ha comenzado a reinar el Señor, nuestro Dios Todopoderoso.” Apocalipsis 19:6

Por Jen Thorn

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