Dios te dio tu personalidad por un propósito mayor

“Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.” – Juan 13:8

Desde que era una niña pequeña me encantaban las series y películas sobre viajes en el tiempo. Me encanta pensar cómo habría sido ser una de las miles de personas entre la multitud cuando Jesús alimentó a los 5.000 y que le oyeron hablar. Me encanta ver la escena con todos los colores y las texturas del campo, el olor del agua del mar y la brisa en mi cara.

Eso es lo que quiero que hagamos.

Quiero que viajemos atrás en el tiempo cuando los doce discípulos caminaron en esta tierra. Quiero que los veas con ojos frescos – estos hombres ordinarios, en sus vidas ordinarias, con sus orígenes ordinarios; estos hombres que, sin Cristo en sus vidas, habrían seguido siendo justamente eso… ordinarios.

Pero Jesús escogió a los discípulos y cuando los hizo los cambió de ordinarios a extraordinarios.

Me imagino a Pedro sin pulir – un hombre con un gran corazón, la capacidad de liderazgo aun sin desarrollarse y mucha energía. Estoy segura de que cuando era pequeño mantenía a su mamá ocupada con preguntas y actividad.

Pedro era un hombre que veía las cosas en blanco y negro, con muy poquito gris. Él era totalmente apasionado sobre ciertos asuntos y no podía reservarse su opinión, sin importar si la otra persona quería escucharla o no.

Leyendo los versículos de hoy, me pregunto si alguna vez se sintió como si fuera demasiado: demasiado para aquellos a su alrededor, demasiado para su trabajo de pesca. Y me pregunto si alguna vez se preguntó por qué Dios le había hecho con esa fuerte personalidad y con su pasión por la vida.

Pregunto porque a veces también me cuestiono por qué Dios me hizo así como soy. Hay días en los que siento que soy demasiado y muchos más en los que pienso que no soy lo suficiente.

A medida que damos una mirada más cercana a la vida de Pedro, vemos un hombre impulsivo, emocional, uno que habla sin pensar… un hombre que necesita ser refinado en gran manera. De todos los discípulos, Jesús regañó y corrigió a Pedro al que más, pero Jesús también lo edificó al nombrarlo “la roca”. Jesús habla al futuro de Pedro refiriéndose a aquello en lo que Pedro es capaz de convertirse: un líder asombroso que un día dirigiría la iglesia del siglo primero a través de tiempos muy difíciles.

Pedro es un hombre que pasa de negar a Cristo a morir por Él.

Dios le dio a Pedro la personalidad exacta que Él sabía que Pedro iba a necesitar para cumplir el llamado de Dios para su vida. Pedro aprendió a través de sus errores, los regaños y las palabras de ánimo. Pedro llegó a ser un líder mejor estando con Jesús. A través de los años que estuvo con Jesús, Pedro aprendió a rendir su voluntad y a servir a otros antes que a ser servido.

El cambio no sucedió de la noche a la mañana.

Jesús usó todo lo de Pedro – sus errores, sus debilidades, su personalidad excesiva y su pasión increíble para convertirle en un hombre que estaba completamente rendido y comprometido a llevar el mensaje de Cristo a todas las personas… sin importar el precio.

Dios está deseando hacer en tu vida lo mismo que Él hizo en la vida de Pedro.

A veces quizás pienses que tu personalidad es demasiado, demasiado fuerte, demasiado apasionada o demasiado suave. Puedes cuestionar a Dios sobre cómo te hizo y sobre el lugar en el que te puso. Pero no te equivoques, Dios te ha dado todo lo que necesitas para cumplir con Su llamado para tu vida, así como hizo con Pedro.

Pero debemos pasar tiempo con Él en Su Palabra y en oración. Debemos estar dispuestas a rendir nuestra voluntad por la Suya. Debemos estar dispuestas a ser como Cristo y a servir a aquellos que Él ha puesto a nuestro alrededor. Debemos aprender a inclinarnos y lavar los pies unos de otros.

Todos somos una obra en progreso. Pero alabemos a Dios porque día a día Él está usando nuestras circunstancias, Su Palabra y la oración para cincelarnos más y más a Su imagen, equipándonos para el llamado que Él tiene para nuestras vidas.

Recuerda la obra increíble que Dios hizo en la vida de Pedro y acepta la obra que Él está haciendo en ti.

Desafío – Toma un tiempo esta semana y agradece a Dios por la manera única en la que Él te ha hecho.

Por Angela Perritt

 

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