Dios: Te tengo miedo

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” – Isaías 51:10

La batalla por tu mente comienza desde el momento en que naciste, todo lo asociado con la oscuridad y, en este caso, el miedo, no proviene de la luz.

Dios creó al hombre y a la mujer. En su mente los visualizó morando con Él y en Él, por lo cual el ser humano fue creado sin miedo; pero al anidar el pecado, el miedo también hizo estragos en el corazón de la humanidad.

El Señor se acerca al huerto, pero es el hombre el que se esconde. Dios llama, pero el hombre tiene miedo; y no estoy hablando de temor reverente por la presencia de Dios, sino literalmente miedo que paraliza. ¿Miedo a Dios? Sí, miedo al llamado de Dios, porque estos dos personajes humanos saben que deben presentarse con la vista en alto ante su Creador, pero el diseño ha sido arruinado.

Millones de años después de este acontecimiento estás tú, lidiando con esta alteración genética. Desde los primeros años, los primeros sentimientos que experimentas son de miedo, miedo a la oscuridad, miedo a quedarte sola, miedo a lo desconocido. Y tal vez con tu crecimiento se han podido superar, pero aun así, de alguna u otra manera, el miedo sigue existiendo en nosotras.

A pesar del daño, Dios se propone mostrar su poder en hombres y mujeres paralizados por el miedo: Josué, Moisés, Gedeón son ejemplos de hombres que Dios los llama para enseñarles que con el miedo no es posible convivir, hay que superarlo.

Dios… te tengo miedo…

Puedes sentir a Moisés gritando en su interior: “¡Dios, en serio no puedo ir frente a faraón, soy tartamudo, el miedo a hablar en público me paraliza!”. Y Josué: “Dios, tus planes de guerra y conquista son demasiado, tengo miedo de fracasar”.

Entre todas estas excusas y pensamientos puedes vislumbrar el mensaje real de cada personaje bíblico llamado por Dios diciendo: “Dios tengo miedo de lo que planeas conmigo, tengo miedo de ti”. 

Es difícil decirlo, pero es cierto. Dios traza un plan de riesgo para ti, y te llama a enfrentarlo. Tienes que enfrentar tus más oscuros temores, esos con los que por años has querido apaciguar tratando de hacer las paces. Por años has aprendido a convivir con ellos, lo has mantenido todo bajo control, hasta que Dios te llama a enfrentarte con la vida misma, a tomar la rienda de tus sueños, a hacer lo que sabes que Dios quiere que hagas.

Cuántas veces has estado en campamentos, retiros juveniles, reuniones en la iglesia o estando en casa, y Dios te llama. Sabes que es la voz de Dios que te dice: “Ven, te estoy llamando”, y te resistes a ello.

Cualquier excusa que puedas presentar delante de Dios solamente exhibe el miedo que intentas controlar.

Miedo al éxito, miedo al fracaso, miedo a las miradas, miedo a las burlas, miedo a todo y miedo a nada. Dios no pretende que te arranques el miedo y lo suprimas de una vez por todas en tu vida. Es más, Él no te quitará el miedo para siempre. El Señor lo que pretende es que en medio de todo el tumulto de sensaciones que trae el miedo, encuentres el camino que te conduce a la plena paz.

Tienes miedo, es cierto, pero la única manera de superarlo es enfrentarlo con la confianza puesta en Dios. No te desanimes, no rehúses a lo que Dios te llama, sólo cierra los ojos y déjate guiar por la mano de Dios.

Por Angélica Jiménez

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