Dios, tú y el tiempo (Parte 1)

“El tiempo es oro, y el que lo pierde, pierde un tesoro”,  dice un viejo refrán. El tiempo es como el agua derramada, una vez en el piso, no la puedes ya recomponer. Si pudiésemos personificarlo, diríamos que puede ser un “tirano” que nos tiene a su merced, o un buen “súbdito” que se sujeta a nuestra voluntad.

En esta generación en la que nos ha tocado vivir,  sentimos como si los afanes se han incrementado y que el tiempo “pasa más rápido que antes”.  ¿Será por el avance de la tecnología o estará cumpliéndose lo que en la Palabra dice que “en los últimos días, por causa de los Escogidos, los tiempos serán acortados”, (Mateo  24:22)?

En cualquier caso, nadie más que nosotras somos responsables de cómo invertimos el nuestro. El “no tengo tiempo” es una excusa común, cuando en realidad como dice este otro dicho: “El tiempo lo haces tú”.

Estamos hablando aquí del tiempo “Cronos”, o el tiempo medible, de donde se deriva la palabra cronómetro. Indica cantidad. A éste se refiere todo el capítulo 1 de Génesis, cuando Dios creó el sol, la luna y las estrellas como forma de medir este tiempo terrenal. Consideraremos también el tiempo que se refiere a ocasión, oportunidad, época, temporada, el “cuándo”.  

También indicando calidad y al que hace referencia Pablo cuando manda a Timoteo a “predicar a tiempo y fuera de tiempo”,  (2 Timoteo 4:2) o el también conocido pasaje de Eclesiastés 3 “todo  tiene su tiempo y todo lo que se hace debajo del sol tiene su hora”.  

Hay un tiempo sobre el cual no tenemos control. Es el llamado Kairos, el cual significa “el momento señalado para el propósito de Dios”. Es aquella ocasión dentro del reloj de Dios que demarca Su especial manejo en cada una de nuestras vidas.  En esta ocasión no medimos o controlamos, sino que obedecemos y escuchamos con atención lo que Dios quiere de nosotras.

Hablemos en esta ocasión sobre lo que Dios ha puesto en nuestras manos y preguntémonos ¿por qué es importante para nosotras la correcta administración de nuestro tiempo?

- Porque Dios lo ideó: “A la luz la llamó «día»,  y a las tinieblas, «noche». Y vino la noche, y llegó la mañana: ése fue el primer día”, (Génesis 1:5).

- Porque “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad”, (Gálatas 5:1).

- Porque Dios quiere que vivamos “aprovechando bien el tiempo,porque los días son malos”, (Efesios 5:16).

- Por respeto a los demás: “Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes”, (Mateo 7:12). ¡Cuando tu tiempo no es manejado debidamente, siempre afectarás el de los demás!

Por años las empresas han invertido miles de millones en entrenar a su personal en esta competencia. Muchos libros se han escrito con teorías e ideas muy interesantes y reales. Gordon Mc Donald, en su libro Ordenando Su Mundo Interior, nos dice que: “el tiempo sin asignar se vuelca hacia nuestras debilidades”. 

En el mismo orden de ideas, Stephen Covey, autor de Primero lo Primero, nos dice que: “Tienes que decidir cuál es tu máxima prioridad y tener el coraje de decir ‘no’ a otras cosas”. Tenemos que “presupuestar” nuestro tiempo y sujetarnos a este presupuesto a como dé lugar.  

Aquí hay algunas ideas:

Nunca sacrifiques tu tiempo devocional. Esta es aquella prioridad “no negociable” de tu agenda.  Dedica tiempo a cultivar tu relación con Dios y tu vida espiritual COMO PRIMERA COSA QUE HAGAS en tu día.

Hazte de un reloj despertador. Ahora, con el avance tecnológico, puedes tener un calendario con alarma en tu celular o cualquier otro aparato portable. Colócalo lejos de tu alcance, de esta manera tendrás que levantarte de la cama para apagarlo y disminuyes la tentación de suspender la alarma y volver otra vez a dormir “un poquito más”.

Trata de levantarte siempre a la misma hora. Llegará un momento en que tu organismo se acostumbrará.

Asigna un tiempo a cada una de tus tareas. Inclusive si puedes planear tu día la noche anterior, es lo mejor.

Prepárate a hacer ajustes. Siendo realistas, las emergencias suceden. Las interrupciones están a la orden del día y debemos tener una mente abierta y dispuesta a entender esto. Tan pronto puedas, vuelve a tu rutina diaria.

Espero que estas sugerencias te ayuden a presupuestar mejor tú tiempo y tomar un mayor control de él.

¿Qué cambios harás para llevar un mejor control de tu tiempo?  

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