El adulterio destruye…

“Más el que comete adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma al que tal hace.” – Proverbios 6:32

Siento que Proverbios 6: 27-35 nos da un pequeño vistazo dentro de las antiguas vidas del rey David, Betsabé y su hijo Salomón.

El rey David y Betsabé conocieron de primera mano el peligro del adulterio y cómo los efectos de su elección se quedaron con ellos el resto de sus vidas, haciéndoles daño y a los que eran inocentes en el asunto. La culpa, el dolor y el pesar son más que una forma de pensamiento. Como la mayoría de los padres, ellos querían lo mejor para su hijo y por eso es que le advirtieron de los costosos errores que habían cometido.

Aunque Salomón es el autor, casi se puede escuchar la voz del rey David y ver sus ojos llenos de lágrimas mientras se inclina muy cerca para compartir con su hijo sobre los peligros del adulterio. Es como si él estuviera diciendo, “Hijo, no juegues con fuego. No vale la pena la emoción. No vale la pena la excitación… te quemarás, y sentirás el dolor por el resto de tu vida. Y los inocentes… oh hijo, tú no serás el único aplastado por este pecado… destruye las vidas de aquellos que son inocentes tal como lo hace con los que cometen el pecado”.

“¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos se quemen?” – Proverbios 6:27

“¿Puede un hombre caminar sobre las brasas sin quemarse los pies?” – Proverbios 6:28

“Así es el que se acuesta con la mujer de otro hombre; nadie que la toque quedará sin castigo.” – Proverbios 6:29

Me pregunto si estas últimas palabras, “nadie que la toque quedará sin castigo” fueron las palabras que Salomón vio de primera mano en la vida de su padre.

Sí, David se arrepintió, y Dios fue misericordioso al perdonarlo… pero Dios no quitó las consecuencias de David y de Betsabé por su pecado.

“Entonces David dijo a Natán: ‘He pecado contra el Señor.’ Natán respondió: ‘El Señor ha quitado tu pecado. Tú no vas a morir… Pero debido a que al hacer esto has hecho que los enemigos del Señor blasfemen, el hijo que te ha nacido morirá’” – 2 Samuel 12: 13-14

Me pregunto qué será saber que tus pecados cuestan la vida de alguien… alguien que era inocente en el asunto.

Y, sin embargo, tal vez debería saberlo. Porque nuestros pecados han hecho lo mismo. Nuestros pecados también han causado la muerte de alguien, alguien que era inocente en todos los sentidos, sin embargo, eligió morir para que podamos vivir.

Esa es la terrible verdad sobre el pecado… que causa la muerte.

La muerte de un matrimonio.

La muerte de un familiar.

La muerte de una amistad.

Esa destrucción no vale la pena los momentos fugaces de placer, y así Salomón pasa esta sabiduría a las siguientes generaciones, para que ellos también puedan aprender y no cometer los mismos errores.

“Pero un hombre que adultera es falto de entendimiento; quien así actúa se destruye a sí mismo.” Proverbios 6:32

La misma sabiduría que Salomón aprendió de la vida y de las acciones de sus padres en Proverbios 6 es cierta para nuestras vidas hoy en día.

El adulterio destruye.

Es un fuego del que nadie sale ileso.

¿Hay gracia, perdón y misericordia para aquellos que han cometido adulterio? ¡Absolutamente! ¡Ningún pecado es demasiado grande para Dios! Pero lo que vemos en nuestros versos hoy, y lo que hemos sido testigos a través la vida del rey David y de Betsabé, es que no demos ningún chance de que seamos tentados por ello. El dolor, la destrucción y las consecuencias no valen el placer de un instante.

Dios ha planeado cosas mejores para tu vida. No seas tentado por el cónyuge de otra persona.

Amiga, si este artículo te muestra que estás siendo tentada en esta área, pide ayuda a Dios para superar esta tentación. Deja de pensar en esa persona, deja de ver a esa persona y pon fin a la relación inmediatamente. Ve con tu cónyuge y dile la verdad, busquen ayuda y rindan cuentas de lo que hagan y no dejes que la relación continúe o vaya más lejos. Los daños, la angustia y las consecuencias no valen la pena.

Por Ángela Perritt

Loading controls...