El camino del quebranto

"Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu" – Juan 19:30

Fue una invitación que cambió mi vida, una sencilla invitación a tener un retiro espiritual muy largo de casi un mes con mi familia en un balneario muy famoso para los surfistas en Chile, Pichilemu. Fue un tiempo hermoso de excelentes enseñanzas acerca de la Gracia, y fue la antesala para el tiempo que tendría que experimentar más adelante.

Un tiempo de quebranto.

Son esos tiempos que uno los quiere evitar, darse la vuelta y no tener que ser enfrentada a circunstancias dolorosas, a crisis, a desilusiones, a ser desnudadas en el ser más interno, a sacar verdades ocultas, a lágrimas interminables, a frustraciones…

Pero a la vez son tiempos necesarios, valiosos, de mucho aprendizaje, de rendición, de humillación, de soltar y dejar ir, de santidad y sanidad.

Uno piensa que nunca te va a pasar a ti, a otras sí, pero a ti jamás; pero la verdad es que si Jesús experimentó quebranto camino a la cruz, no debemos esperar menos para nosotras.

Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! – Filipenses 2:8

¿Qué le paso a él?

Él fue rechazado (por Pilato, su pueblo)

Él fue tratado injustamente (condenado sin hacer algo mal)

El fue abandonado por sus amigos - Él fue traicionado por uno de sus discípulos

El perdió su reputación

Él estaba inhabilitado físicamente (no podía llevar su cruz, beber)

Él fue abusado - Se burlaron de él

Él fue robado - Él estaba pobre (ni tenía la ropa)

¿Cuál fue su reacción?

Se rebajó voluntariamente

Se vació a sí mismo

Se humilló así mismo. Nadie humilló a Cristo, Él mismo lo hizo.

“En el Quebrantamiento no es que Dios quiere quebrantarnos como personas, pero sí quebranta nuestra confianza en nuestra propia fuerza, nuestra dependencia en nosotros mismos.” – Gerardo Bergman (Líder Escuela La Gracia, Jucum – Pichilemu).

Esta es una verdad tan cierta amiga… El proceso de quebrantamiento para Jesús fue doloroso, si hubiese sido posible apartar esa copa amarga lo hubiese evitado. En su carne Jesús también experimentó lo mismo que tú y yo hemos enfrentado, sin embargo, Él fue obediente y fue a la cruz en obediencia para cumplir con el plan redentor de Dios.

Pero allí, en ese momento, Él se sostuvo en el Padre, dependencia absoluta, camino a la cruz fue lo mismo. Sin ello no hubiese declarado “consumado es”, ¡está listo! ¡La obra que me encomendaste fue hecha! 

¡Valió la pena amiga! De todas maneras, todo el sufrimiento, el quebranto que tuvo que pasar nuestro Señor no fue en vano, porque de este quebrantamiento fue exaltado en gloria, él resucitó y nos dio la esperanza de una vida eterna, el perdón y la libertad de nuestros pecados. Él tiene toda la autoridad para comprendernos y ponerse en nuestro lugar.

Si me preguntas que si quería evitar el dolor, claro que sí, pero fue necesario, porque a través de mi quebranto Dios me mostró su amor, su gracia, me acercó a él, me enseñó que no se trata de buscar la solución en mis propias fuerzas, en depender de otros o de mí misma, sino que en Él está la verdadera fuente de vida, de consuelo, de sanidad y restauración, y me sigue enseñando a amar como él ama, con perdón y misericordia.

¡A veces hay cosas que no comprendemos, pero suceden en la perfecta soberanía de Dios para nuestra santificación y humillación, y Dios cumple sus propósitos, así como lo hizo con Jesús!

No dudes por ningún segundo que todo el proceso que puedas estar viviendo no está ajeno de los ojos, la cobertura, el amor y la gracia de Dios para llevarte por este camino de quebranto, porque al final del camino habrá una cruz hablándote de libertad y perdón. ¡CONSUMADO ES!

Por Elba Castañeda

Loading controls...