El contexto no se espera… se genera

“Estaba aún hablando cuando se le acercó uno de los líderes prominentes del lugar. Venía a pedirle ayuda. Pero en medio de su angustia alguien le dijo que ya su hija había muerto. Oyendo Jesús dijo: No temas, cree solamente. Y partieron hacia el lugar donde estaba la niña. Cuando llegaron Jesús le pidió a todos que dejaran el sitio. Que nadie quedara dentro con él y los familiares… Mientras afuera la gente se burlaba, Él clamó diciendo: Muchacha ¡levántate! Y el espíritu de vida volvió sobre la muchacha y se levantó”, (Mateo 9:49-55).

Jesús no permitió que la gente generara el contexto. No dejó que las circunstancias lo detuvieran. No supuso que vendría un mejor momento. Actuó conforme a sus compromisos y su visión de futuro.

Muchas veces dejamos en manos de otros los espacios, los momentos y los contextos en donde viviremos la bendición.

Como líderes influyentes tenemos que crear los contextos para que las cosas sucedan. Para eso Jesús nos da la manera:

1) No esperar que las circunstancias se desarrollen. Muchas veces cuando la situación es la propicia, la oportunidad ya no está. Jesús sacó a todos y diseñó el contexto que la bendición requería.

2) No esperar que la gente que no es madura o que se burla de las situaciones esté siendo protagonista de la bendición. Cuando ves que los que están alrededor no están a la altura de las circunstancias, ve tu adelante. No esperes que los demás maduren. Y no te preocupes. No estás solo. Dios está listo para los contextos de bendición.

3) Genera el espacio. A través del lenguaje y teniendo claro hacia dónde vas, abre tu boca. Haz que cada palabra que sale de ti sea un peldaño hacia lo extraordinario, que sean una pared que te ayuda a mantener el contexto dentro para que la bendición fluya.

4) Usa Palabras de Acción. Cuando el contexto está generado, habla desde el milagro y no desde la limitación. Habla desde el éxito y no desde la falta de posibilidad, habla desde la oportunidad y no desde el problema.

Jesús nos muestra que el contexto no se espera, se genera. Hazlo y lograrás lo extraordinario con la bendición de Dios en tu diario vivir.

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