El desierto luce como una buena opción

Mejor es habitar en tierra desierta que con mujer rencillosa y molesta. —Proverbios 21:19

“Muchas personas saben que soy cuadrapléjica. No puedo doblar ropa; pero puedo orar, animar, alentar, apoyar, escuchar, aplaudir, y alabar a mi esposo. El movimiento feminista secular ha castrado, virtualmente, la masculinidad del hombre. Como mujeres, podemos ayudar a reforzar esas características del hombre que son realmente dignas de elogio. Al hacer esto no solo llenamos nuestro rol de ser ayuda idónea establecido en Génesis 2, sino que también ayudamos a nuestros esposos a ser los hombres que Dios ha designado que sean.  Esa es una vocación maravillosa" —Joni Eareckson Tada* 

De seguro lo has visto caminando con dificultad detrás de su esposa en el centro comercial. Sus ojos vidriosos y su ánimo decaído. Parece estar casi en un estado comatoso. Ese es el hombre “castrado”.  Quizás alguna vez pudo haberse visto a él mismo como algún tipo de líder, exhibiendo ciertas habilidades y fortalezas, dispuesto a tomar cualquier riesgo para lograr algo o explorar para conquistar nuevos territorios y rebasar obstáculos. Pero ya ni trata. Ha perdido su pasión por vivir y su confianza como hombre y líder. Y el mayor riesgo que toma ahora es solo hacerle sugerencias débiles a su esposa dominante. Si pudiéramos leer su mente, ¿no crees que encontraríamos que está llena de resentimiento, o quizás la tiene en blanco, vacía, habiendo disuelto ese resentimiento en un océano de desesperanza?

Muchas mujeres confunden su rol de “ayuda” con el de “controladora”. En lugar de animar a su esposo, prefieren darle órdenes todo el tiempo. Este tipo de mujer considera que su marido se ha quedado corto de lo que debería ser,  y recurre a darle azotes hasta ponerlo en forma —para su propio bien, ¡claro! En lugar de aplaudir y alabarlo por sus logros, ella encuentra la manera de criticarlo, con la justificación de que solo está tratando de “ayudarlo”.  Cuando lo apropiado sería el silencio o alguna que otra sonrisa compasiva, ella explota con sus opiniones retóricas hasta que él calladamente se retrae.

El rol femenino de ayuda idónea no implica un silencio que asiente a todo lo que un esposo hace, aunque sean decisiones necias, pero sí es un rol que encuentra maneras creativas y compasivas para sacar lo mejor de los hombres que nos rodean. Si los hombres alrededor nuestro han perdido el gozo de la masculinidad, su confianza en liderar, y el deseo de atesorarnos, quizás es porque los hemos despojado de su masculinidad al rechazar nuestro  rol de ayuda idónea.

Tómate un tiempo para reflexionar  

  • ¿Tienen los hombres a tu alrededor la confianza para hacer decisiones de liderazgo aun si éstas contradicen tus opiniones? 
  • ¿Temen los hombres discutir contigo?
  • Si estás casada, ¿refleja el semblante de tu esposo una masculinidad madura?
  • ¿Acaso parece tu esposo resentirte? ¿Se ha retirado tu esposo a un mundo “de silencio, pero seguro”?
  • ¿Acaso debes re-abastecer tu apreciación por tu esposo? 
  • Lee el Cantar de los Cantares 1-2. Toma nota de las palabras de apreciación que la novia expresa. 
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