El Diablo está persiguiendo algo más importante que USTED

Pasaje: Marcos 5:1-20

Versículo Clave: “Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban” (v. 20).

El hombre tenía espuma en su boca. Su mirada era malvada, perdida, temerosa… todo al mismo tiempo. Los demonios se habían apoderado de él desde hacía muchos años. Desde adentro de su cuerpo maltratado, su espíritu atrapado había perdido la fuerza para clamar por ayuda. Él se hería a sí mismo de día y de noche y aún las cadenas no lo podían mantener atado más.

Una escena de una película de terror. Esto es lo que encontramos al pasar las páginas de nuestra Biblia al quinto capítulo del libro de Marcos. El hombre poseído por Legión. No un solo demonio, sino una legión entera de ellos atormentaban el alma de este hombre de día y de noche.

Me dio curiosidad y decidí investigar sobre las legiones Romanas. Las dos palabras Latinas que conforman a “Legión Romana” son Legio Romana –  que literalmente quieren decir “El escogido de Roma”. En referencia al reino Romano inicial (opuesto al Imperio Romano), Legión significaba el ejército Romano entero. El tamaño de las legiones variaba subsecuentemente y en el tiempo de Jesús ellas estaban típicamente compuestas de cinco mil soldados aproximadamente. Legiones formaban la élite de infantería pesada del ejército Romano, reclutadas exclusivamente de ciudadanos Romanos.

Como dirían los franceses: “La crème de la crème”.

La élite. Los más fuertes. Los mejores entrenados, los más educados y sabios en tácticas de guerra.

Esa es Legión.

Y ese era el tipo de demonios que poseía a ese pobre hombre cuando Jesús escogió desviarse hacia la región de los gadarenos para visitarles.

Legión sabía que el Mesías había llegado a la orilla del mar. A su territorio. Y ellos apresuraron el cuerpo del hombre hacia Jesús y, arrodillado a Sus pies, le adoró.

“Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes” (v. 6-7).

Es una escena desconcertante, ¿cierto?

¿Por qué tendría este hombre que ser poseído por tantos demonios, todos al mismo tiempo? ¿Por qué negociaban los demonios con Jesús, pidiéndole que al sacarlos les dejara entrar en los 2.000 cerdos, aparentemente rogándole que les permitiera permanecer en los alrededores?

¿Era éste otro milagro de liberación demoníaca?

Pensé que así era.

Hasta la semana pasada, cuando escuché un mensaje sobre este pasaje en particular. Abrió mis ojos a la razón detrás del plan del diablo para atormentar y matar a este hombre: 

El diablo no lo estaba persiguiendo personalmente. No señor. Él desplegó a sus demonios más fuertes, a un ejército de sus espíritus mejor equipados para atormentarle, no por quién él fuera. El despliegue de Legión no estaba enfocado en un individuo. Estaba enfocado en el territorio de influencia de ese hombre. En su familia… su ciudad… su llamado. Estaba enfocado en derribarle, para que él no pudiese influenciar a otros a acercarse a Dios.

¿Cómo sabemos esto?

Porque más adelante en el pasaje recibimos una indicación de lo que había en el corazón de este hombre y las consecuencias de su testimonio:

“Al entrar él (Jesús) en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. Más Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban” (v.18-20).

La Biblia no menciona el impacto que la vida de este hombre tuvo para el reino de Dios. Hasta donde sabemos, puede que él haya ganado a la ciudad entera para Cristo. Él pudo haber comenzado la primera iglesia allí. Puede que hasta encontremos a cientos de personas en el cielo que hayan sido redimidos a causa del testimonio de este hombre. No sabemos. Pero sí sabemos esto – el potencial de este hombre para el reino de Dios fue tan grande, tan maravilloso, que el diablo tuvo que organizar un pequeño ejército de sus demonios más fuertes para prevenir que este hombre floreciera.

¡Woaw!

¿Soy yo sola, o esto hace ver la batalla espiritual bajo una luz completamente diferente?

Sabemos que el diablo no puede saber nuestro futuro. Pero escuche – él puede ciertamente ver cosas que usted no puede ver. Él puede haber visto ángeles protegiéndole cuando usted era un bebé o niño, protegiéndole de una manera especial, selectiva. Él puede ver cuando Dios abre puertas para usted que son únicas, hasta milagrosas. Y aunque él no conozca exactamente los planes de Dios para su vida, él sabe que Dios está preparando algo que podría impedirle a él que lleve sus planes a cabo en su territorio.

Allí es cuando él despliega a sus demonios, y hasta legiones, para oprimirle y derribarle a usted.

Abra Sus Ojos Espirituales.

¿Usted conoce muy bien a ese joven quien parece estar desviándose de Dios; apartándose de todo lo que usted le ha enseñado? ¿Usted tiene un presentimiento muy fuerte de que el diablo le está tentando… que su bebé está bajo un ataque espiritual muy fuerte?

Tiene razón. Pero la batalla no es por su hijo.

Es por su territorio… su esfera de influencia por Jesús.

¿Usted sabe que hay una prueba que le rodea constantemente… y la opresión no se va? ¿Usted siente cómo el diablo está creando una tormenta en contra de su alma, tratando de destruirle por todos los ángulos?

Tiene razón. Pero la batalla no es por usted.

Es por su territorio… Su esfera de influencia por Jesús… por las cosas maravillosas que Él planea hacer a través de usted.

El diablo le odia a causa de su influencia en el territorio que Dios le ha dado: su familia, escuela, trabajo. Él pelea con usted para que usted abandone su territorio… para que lo deje resbalar y lo deje caer en las manos del diablo.

Es verdad, mi amigo. La guerra no es contra usted. Es mucho más grande que eso. Y el diablo le dejaría tranquilo si lo que él viera en usted no fuese una amenaza para sus planes.

Así que, en el nombre de Jesús – cambie su enfoque y pídale a Dios que le revele el tamaño de su territorio. Ese es el verdadero objeto de la batalla que usted enfrenta.

Las buenas noticias son – El Salvador está en la orilla del mar, justo dónde usted está, caminando en dirección hacia usted para liberarle.

Y hasta Legión no puede resistir Su Nombre.

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