El ladrón arrepentido

Hagamos un vuelo imaginario. Retrocedamos en la historia con nuestra imaginación. Recordemos el Viernes Santo, el día más grande y solemne de la Semana Santa.

¡Qué cuadro asombroso y sublime al ver a Cristo sobre la cruz! Allí tenemos a dos ladrones crucificados, uno a cada lado del Hijo de Dios. Ambos son asesinos, ambos ladrones envueltos en una revuelta. Y ambos se mofan y burlan del Señor Jesús (Marcos 15: 32). Pero de repente, no comprendemos bien por qué, uno de ellos se arrepiente. Reprende a su compañero, reconoce su pecado, reconoce que Jesús es el Hijo de Dios y pide perdón.

El ladrón que se arrepintió reconoció su pecado. Le dijo a su compañero: "¿Ni siquiera temes a Dios en la hora de la muerte? ¡Nosotros merecemos esto, pero este hombre es inocente!" (Lucas 23: 40, 41). Reconocía que merecía su muerte. Pero también reconoció que Jesús era justo y que era el Hijo de Dios, ya que dijo: "este hombre es inocente" (Lucas 23: 41).

Y de repente, ¡qué hermoso cuadro!, el asesino y ladrón se da vuelta y le dice a Jesús: "¡Acuérdate de mí cuando estés en tu reino!" Además, este hombre confió en el Señor Jesús, quien le aseguró: Solemnemente te lo prometo; hoy estarás conmigo en el paraíso (Lucas 23: 42, 43).

El ladrón tomó su decisión, la decisión de romper con su pecado, de reconocerlo y de arrepentirse y pedirle al Señor Jesús: "acuérdate de mí". Lo hizo pocas horas antes de morir. ¡Estaba a un paso de la muerte y del infierno! En su última hora terrenal, escogió entre el infierno y Jesús. ¿Cómo respondió el Señor Jesús? De la misma manera que Él quiere actuar para con usted en este instante.

Primero, este ladrón fue totalmente salvado. Jesús afirmó: "estarás conmigo". Esto es terminante. Segundo, fue instantáneamente salvado. Jesús dijo: "Hoy estarás conmigo en el paraíso". Y tercero, fue gratuitamente salvado.

¿Acaso no es eso lo que usted quiere y necesita, y lo que yo quiero y necesito? ¡Ya lo creo que sí!

Así es, Cristo salva totalmente. Él dice: “Yo les doy vida eterna” (Juan 10: 28). “Cree en el Señor Jesucristo y serán salvos tú y tu familia” (Hechos 16: 31).

Cristo nos salva instantáneamente: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23: 43).

Y Cristo salva gratuitamente: “Es por su gracia mediante la fe en Cristo que son ustedes salvos, y no por nada que hayan hecho. La salvación es un don de Dios y no se obtiene haciendo el bien” (Efesios 2: 8, 9).

¿Ya ha puesto su confianza y su fe en Él? Entonces, como para el ladrón, el paraíso 
- el cielo - es suyo eternamente, porque Cristo está en su corazón. Así lo enseña la Biblia.

Cara a cara espero verle,
Más allá del cielo azul;
Cara a cara en plena gloria,
Yo veré al Señor Jesús.

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