El llamado de la mujer sin hijos (Parte 1)

¿Cómo puede la mujer que no ha dado vida a ningún hijo ser capaz de ser dadora de vida? “Porque con Dios todas las cosas son posibles” (Mateo 19:26). Dios tiene un plan aun para aquellas que no son madres biológicas. La mujer es dadora de vida, no solamente en el parto sino en su entorno. Como la mujer es el corazón del ambiente, ella es responsable de crear el ambiente para Cristo.

Como nosotras somos embajadoras de Cristo en la tierra (2 Corintios 5:20) debemos ser conocidas por nuestro amor. Tenemos que amar a aquellos alrededor de nosotras, aquellos que no son nuestra  familia biológica y aun aquellos que no son fáciles de amar, porque el mismo Señor dijo “¿si amáis a los que os aman que recompensa tendréis?

El deseo natural de las mujeres es el de ser madres, pero el Señor no ha llamado a todas a este oficio. El llamado de cada una de nosotras es diferente. Y para la gloria de Dios, la mujer sin hijos muchas veces tiene oportunidades que las madres no tienen.

El trabajo de las madres cristianas es educar y levantar a su familia en los caminos de Dios 24/7. “Y enseñadlas a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”. Las mujeres sin hijos muchas veces pertenecen a la fuerza laboral o estudiantil, y como no tienen niños pequeños que requieren el grueso de su tiempo, ellas tienen más tiempo de dedicarse a un mundo en tinieblas (Deuteronomio 11:19).

El mundo no tiene idea de cómo hacer las cosas como Cristo quiere, porque, primero, no conoce a Cristo y, segundo, las metas y los caminos del mundo son opuestos a los caminos de Dios. Por esto, a menos que pueda observar a los cristianos vivir el evangelio, el mundo no puede saber que es posible vivir en una forma diferente.

Para nosotras, esto implica que como las cosas de Dios siempre son opuestas al mundo, uno siempre está viviendo contracultura, y admito que no siempre es fácil hacer las cosas contrario a todo el mundo, sin embargo, es Dios quien nos da la fuerza (Filipenses 2:13). La mujer cristiana, madre o no, como no pertenece al mundo (Juan 15:1), tiene que pensar en todas las cosas que hace en el día y escudriñar las Escrituras para saber si está comportándose como Cristo quiere. 

La mujer en su trabajo necesita llenarse del valor de Cristo para llevar a cabo las prácticas contrarias a las de sus colegas. También tiene que ser llena del amor de Cristo para perdonar los ataques dirigidos hacia ella, porque no se conforma al molde de este mundo (Romanos 12:2). El Señor nos avisó que tendremos tribulaciones (Juan 16:33). ¿Cómo Él podía estar tan seguro? Porque cuando no vivimos el estándar de este mundo, el mundo nos critica, nos rechaza, nos ataca… (Mateo 10:24).

El filósofo Schopenhauer, un inconverso que observaba el mundo, dijo que la reacción a la verdad viene en 3 etapas: comienza con rechazo, luego ataques severos y finalmente la aceptación. Como El Señor dijo tendréis tribulaciones… esto entonces es una oportunidad para demostrar el gozo y el amor en medio de la prueba. La razón por la que podemos tener sumo gozo en las pruebas, es porque las mismas están moldeándonos a la imagen de Cristo, y desarrollando en nosotros el fruto del Espíritu (Santiago 1:2).

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