El llamado de la mujer sin hijos (Parte 2)

En la primera parte vimos cómo el mundo rechaza la verdad, por lo que debemos evaluar las tribulaciones como oportunidades de demostrar a Cristo a un mundo que vive en tinieblas.

¿Cómo es que la mujer, dadora de vida, puede ser el corazón de su ambiente?  Una mujer llena del Espíritu Santo, casada o no, con o sin hijos, en la casa o afuera de ella, tiene la capacidad de imitar a Cristo y, entonces, demostrar, enseñar, moldear y tener un impacto en su ambiente para Él. Así es como nosotros, entonces, somos la luz del mundo (Mateo 5:16). 

¿Qué ocurre cuando uno entra en una habitación oscura y prende la luz? ¿La oscuridad domina la luz? No, la oscuridad huye porque la luz la domina. Lo que nosotras necesitamos hacer entonces es ¡prender la luz! El mundo es la oscuridad; todos los lugares donde Cristo no reina están en oscuridad, y ¡nosotras tenemos que traer la luz a donde vamos!

Aquellas mujeres a quienes les ha sido dado el llamado a no ser madres, el llamado especial a morir a sus propios deseos y vivir por Cristo, pueden ser el corazón del Señor en sus trabajos, en sus universidades, en las organizaciones donde pertenecen, o sea, donde quiera, y cuando se hace todo como si fuera por Cristo, el impacto será tremendo.

En el cuerpo humano el trabajo del corazón es vital, al punto que cuando termina de latir, el cuerpo se muere. El trabajo del corazón no es visible a los ojos y de la misma forma el trabajo de las mujeres muchas veces es silente y no visible, pero igual de vital como el trabajo del corazón. Sin el corazón la sangre no corre en las arterias y no nutre a los órganos. Igual sucede con el trabajo de la mujer.

La mujer Cristiana que influencia su ambiente por Cristo trae paz, armonía, amor, perdón, honestidad, seguridad, integridad y hasta eficiencia, porque el equipo entero trabajando en armonía puede producir mucho más que un equipo que está en medio de chismes, luchas de poder y enemistad. El secreto de lograr esto es Colosenses 3:17 “y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el padre.” 

Su jefe no es “fulano de tal”, sino Jesucristo, y nosotros necesitamos llenar las expectativas de Jesús primero y luego, cuando sea posible, las del jefe terrenal. Este llamado no es un llamado para cobardes. Es un llamado a morir a sí misma día tras día. Es tener el mayor impacto en esta generación, porque nosotras no tendremos otra  para completar el trabajo. Y la próxima generación que ha sido impactada por Cristo impactará a la próxima generación.

Recordemos a diario que aunque no lo deseemos así, siempre tendremos un impacto en nuestro ambiente, bueno o malo, pero tendremos un impacto. ¿Cuál es el impacto que quieres dejar, un ejemplo de Cristo reinando en tu vida o de una vida vivida por una misma? 

Solamente hay una forma de tener este impacto por Cristo y esto es: “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz menospreciando la vergüenza… considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar” (Hebreos 12:2-3). Es un llamado especial lleno de pruebas y tribulaciones, pero si mantenemos el enfoque en Jesús, el impacto sobre la oscuridad será tremendo.

¡No desmayes! Igual que con las madres, el Señor ha prometido caminar contigo para darte la sabiduría y la fuerza para continuar en sus caminos. y recuerda … Él es tu Padre y tu Esposo, y “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).

¿Conoces el plan de Dios para ti? Como dadora de vida, ¿de qué maneras creativas serás el corazón de tu ambiente?

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