El mito: ¡Ellos son unos insensibles!

Cuando escuchamos la palabra “mito”, tenemos que pensar inmediatamente en que es una mentira. Por lo tanto, es un engaño el creer que tu esposo no tiene sentimientos.

Tu esposo necesita y anhela que te intereses por sus cosas. Sobre todo si se trata de alguna actividad en la que tal vez tú no participes, no te guste o hasta no entiendas, como algún deporte, afición o hobby. Sin embargo, ¡debes saber que el simple hecho de que estés con él es muy importante! Puede no serlo a  primera vista, pero te aseguro que tu esposo apreciará tu interés.

Quizá me digas: “¡Pero Milagros, a mí no me gusta el fútbol y no me interesa en absoluto!” No importa, no te preocupes, no se trata de que a ti te guste esa actividad, sino de que le des un poco de ti misma para que tu matrimonio esté en un mejor nivel de comunicación. ¡Aprende a amar lo que él ama!

Dios hizo al hombre con ciertas características básicas a las que llamaremos cualidades masculinas. El hombre es fuerte físicamente, es lógico, es líder. Aun así, es mucho menos fuerte en cualidades  como paciencia, tacto, ternura, compasión. De modo que su mujer le debe dar estas cualidades en abundancia y sólo así formarán un equipo. ¿Te ves como equipo con él? Eso es muy importante para poder intercambiar entre los dos, y de manera apropiada, las debilidades por fortalezas.

Es algo exigente en extremo ser una esposa verdadera. Los hombres necesitan con urgencia una esposa para hallar equilibrio pues están perdidos sin ella. No pueden dar de sí ni pueden realizar su misión en la vida como es debido. Necesitan a su esposa tanto como las esposas a ellos.

El hombre necesita un hogar, pues se dice que el hogar es el castillo del hombre. Allí es donde está seguro, donde puede renovar su ánimo y fortalecer su espíritu. Muchos hombres sin hogar pueden ser neuróticos y se sienten fracasados. Como resultado se automatizan y se desgastan con más rapidez. La esposa es la que hace que un hogar sea mucho más que una casa donde vivir.

Es cierto que los sentimientos de los hombres no son tan evidentes como los de las mujeres, pero eso no quiere decir que no los tengan. Es más, no hace falta que se noten para que sepamos que están allí. Entonces, cuando tienen un día lleno de retos, problemas, amenazas, dificultades, frustraciones, temores y cansancio, la esposa debe ser perceptiva porque él tiene sentimientos con relación a todo eso.

Las esposas deben aceptar y permitir que sus esposos tengan los mismos sentimientos, problemas y preocupaciones que ellas. Lo que deben hacer es comportarse con comprensión, compasión y una actitud de apoyo. El esposo no tiene por qué expresarlo todo en términos concretos para que la esposa lo entienda y se preocupe. En realidad, no tienen que describir cada uno de los detalles amargos de su día. Todo lo que necesitan es amor, respaldo y una esposa que los ayude a sentirse seguros.

Yo tengo dos hijas preciosas que son el deleite de mi corazón. Les cuento muchísimas cosas y somos muy amigas. Sabemos que podemos hacer muchas cosas juntas y que somos equipo. En cambio también tengo un hijo. Es el menor ¡y es un caballero moderno! Desde muy pequeño siempre ha tratado de protegerme. Por ejemplo, cada vez que escuchaba un ruido cerca de donde yo estaba, preguntaba: “¿mamá, estás bien?” Mi hijo es muy tierno y dulce. Además, tiene un corazón muy sensible. Puedo notar que se siente afectado cuando yo estoy un poco molesta. ¡Él haría lo que fuera para que yo sea feliz!

Por ese amor entrañable que le profeso a mi hijo, tengo una oración permanente que elevo al Señor: Que mi hijo se case con una mujer sabia que lo apoye en su liderazgo, que lo levante, que no lo humille y que no pisotee su autoridad. Que sepa comprenderlo siempre, que no lo dañe y que no lo juzgue de manera injusta. Que no sea contenciosa, manipuladora y que lo cuide con un amor sin reservas.

¿Te das cuenta de todo lo que pedimos y que podríamos pedir por nuestros hijos? ¿No crees que esa también ha sido, o es, la oración de nuestras suegras? Ellas son mamás que cuidaron a nuestros esposos, los tuvieron en sus brazos, conocen a la perfección la ternura de sus corazones y saben de su nobleza.

¿Cómo estás tratando a tu esposo? ¡Imagínate! Si no eres fiel en cuidar con dedicación la semilla del vientre de otra mujer, ¿qué te hace pensar que estás bien preparada para cuidar de tu propia semilla?

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