El proceso de cambio

¿Cómo podemos cambiar nuestros pensamientos? A través del estudio de la Palabra, la oración, la meditación, la consejería, la mentoría. A consecuencia de la aplicación de lo que hemos aprendido, el Señor se hace más real en nuestras vidas porque Jesús ha prometido manifestarse debido a nuestra obediencia (Juan 14:21).   

El proceso de cambiar –atendiendo al llamado a la consagración– requiere obediencia y luego fe, pero esta última aumenta a través del proceso. Debemos cuestionarnos ¿en quién voy a creer, en mí misma o en Dios?  

En los primeros pasitos que damos, el Señor se manifiesta a nosotras y en los próximos pasos, aunque parezcan más difíciles, se nos hace más fácil porque en la medida en que lo obedecemos, Él nos demuestra Su fidelidad y nuestra relación con Él se hace cada vez más estrecha, más íntima y más dulce. 

Hay cuatro etapas que necesitamos atravesar para experimentar un cambio en nuestras vidas:

Antes de cambiar somos inconscientemente incompetentes: Creemos que estamos en lo correcto pero estamos equivocadas. Vivimos en el engaño de nuestro corazón.  

La segunda etapa es cuando somos conscientemente incompetentes. Ahora nos damos cuenta que estamos equivocadas, pero no hemos cambiado todavía. Realmente es el primer paso hacia el cambio y donde la lucha comienza. Es aquí donde decidimos creerle a Él o no creerle.  

La tercera etapa es cuando somos conscientemente competentes. Estamos tratando de hacer lo que Él pide, pero nos cuesta; la lucha se hace más evidente y tenemos que planear y luego obligarnos a realizar lo correcto. Pero al mismo tiempo, es donde Su fidelidad se hace evidente.  

La cuarta y última, es cuando nos hemos vuelto inconscientemente competentes; cuando confiamos en Él, y hacer lo correcto es parte de nuestro corazón, el Señor ya se ha manifestado a nosotras y no tenemos que pensar en hacer lo correcto sino que se produce automáticamente, de manera espontánea.  

A través de estas etapas se hace evidente que se está operando un cambio no solamente en la forma de pensar sino también en las acciones. Si estamos solamente siguiendo reglas, nos quedaremos en la segunda etapa, pero cuando podemos avanzar hacia la cuarta etapa, se debe a que la mente ya ha sido transformada.  

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