El reino al revés

Hace cuatro años, después de estar asistiendo a la Iglesia, sirviendo y aprendiendo más y más de la Palabra, sentí una convicción de abandonar la idea de tan sólo ser usado por Dios dentro del edificio de la Iglesia. Poco después escuché un mensaje acerca de las trágicas estadísticas de la orfandad.

Dios comenzó a agitar en mí el ser mentor de un niño sin padre. Después de hacer una búsqueda sobre cómo dar éste paso de fe, encontré una organización que se centra en ésta necesidad específica al unir un niño sin padre con un mentor. Empecé como mentor de un niño de ocho años quién hoy en día está a punto de cumplir los 12. 

Aunque tenía muchos miedos y dudas sobre esto, confié y me sometí a Dios, y he sido bendecido abundantemente a través de ello. Yo creo que nos entregamos a Dios para que al morir podamos ir de la tierra al cielo, pero nos sometemos a Dios para traer el cielo a la tierra mientras vivimos. En éste proceso de sumisión a Dios y de traer el cielo a la tierra, somos el recipiente que Dios usa para que Su Amor Furioso sea derramado a través de nosotros y, por ende, terminamos bendecidos en el proceso. 

Después de fielmente guiar a éste joven durante tres años, Dios comenzó de nuevo a conmoverme para dar el siguiente paso en llegar a los huérfanos con Su amor. A medida que continuaba creciendo en la Palabra, no podía quedarme cómodo donde estaba, así que Dios me dio el deseo de trabajar con los jóvenes encarcelados en mi ciudad (85% de los menores encarcelados carecen de una figura paterna).

Al no tener idea de cómo hacer esto, pero tras dar un paso de fe tras otro, ahora tengo una organización sin fines de lucro que sigue creciendo y que sobre todo se centra en los menores encarcelados. La única manera que puedo describir esto es que el mismo recipiente que se estaba utilizando para que el amor de Dios se derramara, ahora se estaba estirando, era más grande y capaz de traer más de los cielos a la tierra y más amor estaba siendo derramado. 

Han habido muchos desafíos y oposiciones, pero cuando servimos al menor de estos, estamos sirviendo a Dios (Mateo 25:40). Todos los hombres que sirven conmigo comparten de estas bendiciones y son testimonios que aún en nuestras temporadas más oscuras podemos ser renovados al servir a los demás (Proverbios 11:25). 

Es la idea de un reino al revés: aquello que necesitamos lo damos y en ese proceso recibimos. Haz al uno lo que harías por muchos y Dios te estirará y te dará más. No podemos dejarnos cegar y caer en la “jerarquía espiritual” que dice que solamente crecemos y somos usados dentro del edificio de la iglesia.

Por George Reynaud

Loading controls...