"El saco", porque hay demasiado en juego

Esto sucedió hace unos años, pero creo que la lección nunca pasará de moda. 

Mi hija había llegado de la escuela con varios libros de la biblioteca, pero el que traía en la mano enseguida llamó mi atención. Supongo que fue en parte ese “sexto sentido” que dicen que tenemos nosotras las mujeres, especialmente las madres. 

El libro era sobre animales, pero algo me parecía sospechoso. Para no dilatar la historia, luego de leer la contraportada y buscar un poco de información, mis sospechas quedaron corroboradas pues la autora es parte de un llamado movimiento espiritual que no compartimos. 

Por supuesto, ahí mismo llegaron las quejas de mi primogénita que entonces tenía 7 años: “?Qué tiene de malo el libro?”, “Yo me lo quiero leer”, “Son solos osos”, etc., etc. Y ahí mismo también tuve que pedirle a Dios sabiduría, en una oración más rápida que la luz, y darle una explicación. 

Le dije que nuestra mente es como un saco, y nosotros tenemos que ser muy cuidadosos con lo que vamos a echar en él. ¿Serán cosas buenas, que agraden a Dios? ¿Cosas que nos hagan crecer como personas? Le expliqué también que llegará un momento en la vida cuando ella tendrá que decidir por sí sola qué cosas va a echar, pero mientras tanto, papá y mamá tienen que enseñarle y ayudarle a tomar decisiones sabias y que vayan en su beneficio.

Tú y yo hace mucho tiempo dejamos atrás la época en que nuestros padres decidían qué echar en nuestro “saco”. Nos toca ahora jugar ese papel con nuestros hijos, y si me permites un consejo de una mamá a otra, seamos diligentes y cuidadosas con esta tarea. Chequea los libros; los programas de televisión, aunque solo sean dibujos animados; las películas. No todo lo que brilla es oro. Disney Channel, Nick Jr., MTV, etc., son solo grandes compañías cuyo objetivo primario es producir ganancias y no precisamente edificar y cultivar la mente de nuestros hijos. Esa responsabilidad es tuya y mía, y tenemos un breve lapso de tiempo para hacerlo.  

Y antes de terminar, una nota para los que ya calificamos en el grupo de “adultos”. ¿Qué estás echando en tu saco? La Palabra de Dios nos dice: «Todo me está permitido, pero no todo es para mi bien» (1 Corintios 6:12). 

Seamos selectivos. Con la mente sucede igual que con el cuerpo, si le damos comida saludable, tendremos un cuerpo saludable; si alimentamos nuestra mente con cosas edificantes y agradables a Dios, será eso lo que obtendremos. Es la clásica ley de la siembra y la cosecha.

El tiempo es un lujo en el siglo XXI, ¿por qué desaprovecharlo en cosas que no valen la pena? Antes de dedicar una hora, dos, o el tiempo que sea a llenar tu mente de algo, pregúntate primero: ¿Será para mi bien? ¿Traerá provecho, crecimiento? ¿Qué haría Jesús en mi lugar? 

Seamos mujeres sabias, que cuidan su mente y su corazón.

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