El valor de un buen nombre

“De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro.” – Proverbios 22:1

Si preguntáramos a las personas en la calle que hagan una lista de las tres cosas más importantes en su vida, podríamos escuchar cosas como la familia, Dios, su carrera, la riqueza, y un montón de cosas más. Lo que no creo es que escucháramos a muchos decir que es de vital importancia para sus vidas el tener un “buen nombre”. Un buen nombre es la reputación que tenemos, y, específicamente, una reputación honorable.

Según Proverbios 22:1, un buen nombre es de más estima que las riquezas; y la buena fama más que la plata y el oro. Pero, ¿cuántas veces hemos olvidado esta verdad y nos hemos distraído en la vida a causa del materialismo o del dinero? ¿Cuántas veces el brillo del oro y la plata ha cegado nuestros ojos a lo que es verdaderamente valioso?

Mi caída está en ir por una tienda de electrodomésticos y ver todas las cocinas nuevas y los aparatos último modelo. De repente estoy descontenta con todo lo que tengo. Mi corazón comienza a protestar intensamente y codicio todo lo que no me corresponde tener. Me falta gratitud por lo que Dios ya me ha dado, haciéndome dudar de Su bondad.

Ahora, las riquezas no son malas por sí mismas. Pero tenemos un problema cuando permitimos que nos aleje de una vida de contentamiento y nos hace actuar de una manera que no honra a Dios. Es malo cuando comenzamos a desear riqueza y cosas materiales a un grado tal que dejamos a un lado el honor y la honestidad para conseguir lo que queremos.

El mundo constantemente nos está diciendo que necesitamos “cosas” para ser felices y aceptadas. Pero esto es exactamente lo contrario a lo que Dios nos dice, ¿verdad? Deberíamos desear un buen nombre más que oro o plata. Debemos desear honor y respeto por quiénes somos y no por lo que tenemos.

¿Quién eres tú? Si eres creyente, eres una pecadora salvada por gracia; un zombi espiritual que estaba muerta pero a la que se le ha dado vida espiritual; una persona que una vez estaba ciega pero que ahora puede ver la bondad y la misericordia de Dios. Has sido redimida por la sangre de Jesús y se te ha dado una nueva vida – una vida vivida en integridad, honor, virtud y bondad, no porque somos buenas, sino porque Dios es Dios y porque está obrando en nosotras.

Tienes una herencia esperando por ti que va más allá de cualquier cosa que el mundo ha visto jamás. ¿Qué más podría ofrecer este mundo que se compare con lo que Dios ya te ha dado? Esto es lo que es. Esto es lo que dices. Y tu conducta debería complementar lo que dices. Esto es lo que significa tener un buen nombre.

Las posesiones materiales son regalos buenos y maravillosos de parte de Dios, pero toda reputación piadosa tiene mucho más valor eterno. Alaba a Dios por lo que se te ha dado, pero pídele que te dé el deseo de vivir y amar la santidad aún más.

La Biblia nos dice que debemos tener una reputación que complementa nuestra confesión de Cristo. Esto es más valioso que la riqueza porque esto glorifica a Dios.

Por Jen Thorn

 

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