Emociones fuera de control

¿Alguna vez has sentido que tus emociones están fuera de control? Quizás hay mañanas en las que te levantas con el pie izquierdo y todo te molesta o estás en “esos días” y lloras por lo más mínimo… Y qué decir de los momentitos en que quisieras saltar de alegría.

Definitivamente como mujeres experimentamos cambios emocionales en el día a día que pueden no ser tan agradables, pero no podemos negar que la vida sería un poco aburrida si en Su diseño inteligente el Señor nos hubiera creado sin emociones.  Aunque sé que es un poco difícil verlo de esa manera a veces, tus emociones pueden ser una gran bendición

Antes de comenzar a hablar sobre esto, dejemos claro a qué nos referimos cuando usamos la palabra “emoción”. De una forma simple podemos decir que es la respuesta que dan nuestro cuerpo y mente a las cosas que percibimos y los sucesos que vivimos.

Ira, miedo, tristeza, alegría… Me imagino que las conoces todas, en especial cuando están fuera de control y comienzan a afectar tus palabras, actitudes y comportamientos. ¿Te ha pasado que cuando estás enojada respondes de manera inapropiada a tus amigos o a tus padres? ¿Dejas de hacer cosas importantes solo porque tienes miedo? ¿Te pierdes momentos importantes si no tienes ánimo para estar presente? Quiero darte una buena noticia hoy, ¡puedes gobernar tus emociones!

Vamos poco a poco. En primer lugar, como dije arriba, las emociones son respuestas y reacciones que nuestro cuerpo y mente tienen.  Aunque cambian nuestro estado anímico, lo hacen de manera pasajera. ¡Nadie dura tres días enojado, o riéndose, ni siquiera llorando! Por otro lado, no dictan nuestra conducta, es posible estar enojadas y responder piadosamente gracias al dominio propio.

La Palabra nos dice, por ejemplo: “Enójense pero no pequen”. Es decir que podemos sentir algo y no responder en consecuencia. Pero también nos alerta de lo que nos puede pasar si dejamos que las emociones nos gobiernen, cuando menciona en Santiago que el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos (1:8).  Nuestro ánimo no puede tener dos timones, o es la Palabra de Dios o son nuestras emociones.

Quizás sea hora en tu vida de detenerte y seguir la recomendación que se nos hace también en Santiago 4:8: “y ustedes los de doble ánimo, purifiquen sus corazones”. Y puede que te preguntes cómo hacerlo. Bueno, la asombrosa obra de Cristo en la cruz nos libró de condenación, de la ira de Dios, pero también del dominio del pecado en nuestras vidas… Además, nos dio el regalo de Su Espíritu que hace nacer en nosotras sus hermosos frutos… Si te has dado cuenta que las emociones tienen el control de tus reacciones, aquí te dejo algunos consejitos:

  1. Pide a Dios que escudriñe tu corazón y te muestre si hay en él camino de perversidad. Muchas veces nuestras emociones son un reflejo de lo que hay en nuestro corazón.
  2. Ora como el salmista que Dios cree en ti un corazón puro y renueve un espíritu recto dentro de ti.
  3. Deja que la Palabra del Señor renueve tu mente y lo que saldrá de ella.
  4. Sé intencional en aplicar la Palabra de Dios en tus respuestas y actitudes.
  5. ¡Recuerda que no es en tus fuerzas!
  6. Incluye dominio propio en tu lista de peticiones al Señor.
  7. Lleva un diario donde puedas anotar cómo la gracia de Dios ha ido obrando en tu vida en este sentido.

Sobre todas las cosas, corre a Dios cuando tus emociones parezcan salir de curso y deja que Él gobierne todo tu ser. Como dice Nancy Leigh DeMoss, "Todo lo que nos haga buscar a Dios es una bendición"... ¡Deja que tus emociones lo sean!

Por Clara Nathalie Sánchez Díaz

 

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