En busca de consejos

Leer los libros de Reyes y Crónicas es recorrer la historia a manera de novela. Solo que se trata de una historia real sobre quién es Dios y cómo su carácter se revela en el trato con su pueblo; historia de la cual tenemos mucho que aprender. Hoy quiero compartir contigo otra lección guardada allí, esta vez sobre consejos y consejeros.  

Los reyes siempre han tenido consejeros, lo mismo sucede en la actualidad con los presidentes o primeros ministros. Hay sabiduría en escuchar la opinión de otras personas. Nuestra manera de mirar las circunstancias no siempre es objetiva o clara. Al evaluar las situaciones nuestras emociones juegan un gran papel, lo mismo que nuestro trasfondo, experiencias anteriores, etc. De ahí que la opinión de otros, con perspectiva diferente, sea tan útil. PERO, y lo pongo en mayúsculas para que llame tu atención, debemos tener cuidado a la hora de elegir consejeros y consejos.

Jeroboam pasó a la historia de Israel como un paradigma de maldad, de hecho, cada vez que se habla de un rey perverso se dicen cosas como estas: “hizo lo malo, como Jeroboam, siguió los pecados de Jeroboam, anduvo en el camino de Jeroboam e hizo pecar a Israel”. Y leyendo sobre su reinado encuentro que una de sus primeras malas decisiones fue justamente a la hora de elegir consejeros.

En 2 Crónicas 10 encontramos que el pueblo acude a hacerle una petición, y el nuevo rey consultó primero con los ancianos que fueron consejeros de su padre, Salomón. Ya sabemos qué clase de reinado fue el de Salomón, y cómo Dios le concedió sabiduría sin igual. De modo que estos hombres deben haber tenido algo de sabiduría también si ocupaban ese lugar. Sin embargo, a Jeroboam no le gustó el consejo que recibió y fue en busca de la opinión de sus amigos más jóvenes e inexpertos. El resultado fue el comienzo de la caída de un rey, y con él, su pueblo.

Más adelante, en el capítulo 22 nos encontramos con otra situación. En este caso es el rey Ocozías, y la Biblia dice lo siguiente:

“Ocozías tenía veintidós años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén un año. Su madre se llamaba Atalía y era nieta del rey Omri. Ocozías también siguió el mal ejemplo de la familia del rey Acab, porque su madre lo animaba a hacer lo malo. Hizo lo malo a los ojos del Señor, igual que la familia de Acab. Los parientes de Acab incluso llegaron a ser asesores de Ocozías después de la muerte de su padre y lo llevaron a la ruina” (2 Crónicas 22:2-3, énfasis de la autora).

Dos reyes con un legado terrible. Y los malos consejeros, y sus consejos, tuvieron gran peso en su mala trayectoria.

Proverbios 15:7 nos enseña lo siguiente:

“Los labios del sabio dan buenos consejos; el corazón del necio no tiene nada para ofrecer.”

Como ya dijimos, es bueno buscar consejo, pero ¿de quién? Estos dos ejemplos nos muestran casos típicos de gente necia que no tiene nada que ofrecer. Como tú misma leíste, ni siquiera su madre fue una consejera sabia. ¿Por qué? Porque su corazón era perverso y no temeroso de Dios. Más adelante en el mismo capítulo se nos revela.

En mi libro Una mujer sabia incluí lo siguiente sobre el tema:

“Si yo pudiera regresar en el tiempo, ¡cuántas cosas cambiaría! ¿Y sabes? La mayoría de esas cosas erradas fueron el producto de no escuchar consejos, ya fueran de Dios o de personas. En Proverbios 19:20 se nos dice: ‘Consigue todo el consejo y la instrucción que puedas, para que seas sabio por el resto de tu vida’. 

Una mujer sabia escucha consejos, y quiero partir del hecho de que hemos escogido consejeras o consejeros buenos, temerosos de Dios, que viven lo que aconsejan y por sobre todas las cosas, aconsejan en base a la Palabra. Como hija de Luz no puedes buscar consejos en la oscuridad. Esto también es un ejemplo del yugo desigual. Si buscas consejo en el mundo, la perspectiva del mundo es lo que recibirás. ¿Problemas en el hogar, con tu esposo, los hijos? No pidas ayuda a alguien cuyos valores no están cimentados en la Verdad de Dios.” 

Nosotras podemos actuar como estos dos reyes, o podemos apoyarnos en el cuerpo de Cristo y encontrar allí el consejo sabio. En la carta de Hebreos tenemos la exhortación:

“Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar actos de amor y buenas acciones. Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca” (Hebreos 10:24-25).

Cuando busques consejos, y consejeros, busca hermanos en la fe que te animen al amor y las buenas acciones, eso es el diseño de Dios. Busca la compañía de la familia en Cristo porque de ahí vendrá el ánimo para perseverar, para actuar sabiamente de una manera que honre al Señor y sea obediente a su Palabra.

Loading controls...