En Cristo somos ¡LIBRES!

“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estés otra vez sujetos al yugo de la esclavitud” – Gálatas 5:1

Me gusta seguir las reglas. Me encanta que las personas sepan qué pueden esperar de mí y saber si esas expectativas las cumplo. Y si me doy cuenta de que no cumplo con ellas, comienzo a angustiarme y lentamente paso de ser una mujer libre en Cristo a una mujer esclava de las expectativas y pensamientos de los demás. 

Sé que esto sucede en mi vida y por esta razón he pasado mucho tiempo de mi vida viajando de mi libertad a la esclavitud y viceversa… Esto es una carga, un yugo de esclavitud que no se supone que debo cargar. Si hubiese un grupo de “Personas Complacientes Anónimas ” yo, sin duda, sería una de las titulares del grupo.

Sin embargo, aunque luche con mi libertad en Cristo, de algo sí estoy segura y es que mi salvación descansa en Cristo. Sé que no puedo perder mi salvación. Una vez acepto que soy una hija del Rey de reyes, no puedo ser “despojada”. No hay pecado – no hay lío suficiente en mi vida – que pueda quitar mi salvación.

Mi salvación no está fundamentada en lo que puedo hacer, lo que he hecho o lo que haré. Mi salvación está fundamentada en lo que Cristo hizo en la Cruz hace más de 2.000 años. Así que entendamos esto de una vez por todas: nuestra salvación no la podemos perder.

Pero Pablo nos explica que nuestra libertad sí se puede perder, y es por eso que nos exhorta a que nos “mantengamos firmes” en nuestra fe y que no dejemos que otros nos pongan un yugo de esclavitud y una lista de reglas y regulaciones para que nos podamos ganar nuestra salvación.

Pablo habla a todos los cristianos nuevos que vienen de tradiciones paganas religiosas y a los nuevos cristianos Judíos a los que se les ha enseñado que la salvación se encuentra en mantener las leyes. Él anima a aquellos que salen al mundo para que sean fuertes en su libertad, esa libertad que encontramos en Cristo, para que no volvamos a pecar y para que no seamos atados a la culpa y a la condenación.

A los cristianos judíos Pablo les dice que sus obras y su manutención de las leyes morales también los hace esclavos. La circuncisión de la cual Pablo habla en esta sección se refiere al hecho de venir de la familia correcta y hacer todo lo que es requerido por la religión. Sin embargo no hay una cantidad suficiente de trabajo, disciplina o conducta moral que nos pueda salvar.

Somos salvos por la fe en Cristo, no por las obras. La única cosa que cuenta es la fe expresada ella misma a través del amor - Gálatas 5:6

 

Así que, ¿cuál es nuestra respuesta a este conocimiento profundo? AMOR. El amor es nuestra respuesta a Dios y a los demás …

Porque AMAMOS a Dios, deseamos honrarle con nuestras vidas.

Porque AMAMOS a Dios, queremos glorificarlo con nuestras acciones, nuestras decisiones, y extender a los demás el mismo perdón que Dios nos dio a nosotros.

Porque AMAMOS a los demás, ponemos las necesidades de los otros antes que las de nosotros mismos.

Aunque estamos lejos de ser perfectas, nos esforzamos por ser mujeres llenas de amor y gracia por el amor y la gracia que Cristo nos extiende a nosotras.

Y confío en que todas podamos aprender a aceptar la libertad que tenemos en Cristo y así mismo que seamos transformadas de adentro hacia afuera.

Mi oración para esta semana es que nuestras vidas sean caracterizadas por el amor de Cristo trabajando en nosotras y a través de nosotras.

“La ley preparó el camino para la primera venida de Cristo (3:23-4:7), pero no nos puede preparar para la segunda venida de Cristo.”- Warren Wiersbe

Sólo El amor de Cristo puede hacerlo.

Desafío: mate un tiempo para ver y examinar cómo está tu vida esta semana. ¿Hay algunas áreas en las que estás batallando con el “yugo de esclavitud”, quizás a través de algún pecado o a través de algún deseo legalista de “mantener la ley”? Déjaselo a Dios y pídele ayuda para que puedas alcanzar esa libertad que Él ha comprado para ti!

Por: Angela Perritt

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