“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” – Filipenses 4:8
Esta es una lección que he tenido que aprender de la manera más difícil. Y si soy completamente sincera contigo, es una lección que todavía estoy aprendiendo:
En qué piensas es importante.
Hace poco llegué a casa después de un largo día de reuniones, varias recogidas y bajadas de niños, prácticas de baloncesto y fechas de entrega… y estaba agotada. Mientras me estaba preparando para ir a la cama esa noche, iba actualizando a mi esposo sobre los eventos del día. Cuando terminé, se volvió hacia mí y me dijo: “Wow, parece que tuviste un día realmente difícil”.
Su respuesta me tomó por sorpresa y me hizo pensar en lo que había decidido compartir con él. ¿En qué tipo de eventos me enfoqué y consideré importante, en comparación con los eventos que dejé pasar desapercibidos y sentí que no fueron lo suficientemente importantes como para compartirlos en mi actualización de la noche?
La verdad del asunto era que, aunque mi día había estado ocupado, y sí, un poco agitado a ratos, realmente fue un buen día.
Fue un día lleno de las personas que más amo; un día mezclado con la maternidad y un ministerio que me apasiona. Y, sin embargo, había elegido centrar mis pensamientos en el estrés y los plazos de entrega en lugar del bien con el que Dios me había bendecido durante todo el día.
El comentario de mi esposo me mostró que todo el día había centrado mis pensamientos en exactamente lo opuesto a Filipenses 4: 8. En lugar de pensar en lo que es verdadero, noble, correcto, puro, amable... Permití que mi mente se concentrará en lo negativo, mis inseguridades y mis defectos. ¿El resultado? Transmití una perspectiva negativa en mi día que no reflejaba completamente lo que era verdad.
Mientras más vieja me hago, más me doy cuenta de la importancia de vivir Filipenses 4: 8.
Todos los días tengo la opción de centrarme en lo bueno, lo amable y en Su verdad, o puedo permitir que mi mente se concentre en lo opuesto.
La realidad es que de lo que alimento mi mente afecta cada área y cada relación en mi vida. Es por eso que 2 Corintios 10: 5 es tan importante. Debemos aprender a llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo.
La Palabra de Dios es el fundamento de la verdad sobre la cual deben construirse nuestras vidas, no sobre nuestros pensamientos o emociones.
Nuestro sistema de pensamiento es poderoso y si no se controla tiene el poder de destruirnos desde adentro hacia afuera. Por eso es tan importante estar diariamente en la Palabra de Dios, refrescando nuestras mentes con Su verdad y permitiendo que Dios nos dirija, nos convenza y nos hable a través de Sus palabras inspiradas.
“El pensamiento correcto es el resultado de la meditación diaria de la Palabra de Dios”. – Warren Wiersbe
Así que amigas, únanse a mí para elegir enfocar nuestras mentes en Filipenses 4:8:
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
Hoy elijo enfocar mi mente en la verdad de Dios más que en las mentiras de Satanás. Ya no escucharé las acusaciones de Satanás sobre mi vida.
Hoy elijo enfocar mi mente en lo que es honesto y justo en lugar de permitir que mi mente se concentre en pensamientos o recuerdos deshonrosos.
Hoy elijo enfocar mi mente en lo que es puro, encantador y encomiable, entrenando mis ojos para ver esas cualidades en mi mundo en lugar de permitir que el mal y la corrupción del mundo sean el centro de mi mente.
Hoy elijo enfocar mi mente en el trabajo increíble que Dios está haciendo en mí y en los que me rodean.
Hoy elijo ver más de Él y menos del mundo.
Hoy elijo tener el control de mi mente en lugar de que mi mente tenga el control de mí. Ya no seré esclavo de mis pensamientos.
¿Te unes a mí?
Por Ángela Perrit
