¿Eric o Érica?

No me gusta confesar públicamente lo que quise hacerle a mi hermano más joven, pero –perdóname Eric- realmente aplica para este artículo.

Cuando tenía 4 años descubrí que mi madre volvía a casa del hospital con un bebé. ¡Yo quería una niña!  Pero la frazada azul en que el bebé llegó a casa, lo delató: otro varón.

¿Por qué no vestirlo con mis viejos vestidos? ¿Y complementarlo con una cartera? Podríamos dejar que su pelo creciera bien largo para que nadie notara la diferencia. Le llamaríamos… ¡Érica! Sin embargo, mi mamá no aceptó mi idea.

Vivimos en una cultura que lucha con asuntos de género: confusión de género, falta de apreciación o reconocimiento de las diferencias entre el hombre y la mujer, movimientos unisex, ataques a la masculinidad debido a las percepciones de una “jerarquía patriarcal”.

En medio de todo el ruido, la confusión y la retórica de género, quizás has olvidado la belleza de haber sido creada “mujer”.

1. Dios es Nuestro Creador
2. Dios es bueno
3. Dios tiene un propósito en la manera como nos ha diseñado
4. El propósito de Dios es bueno

“Porque tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre. Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien”, Salmo 139:13-14.

A medida que nos enfocamos en abrazar nuestro diseño y llamado exclusivos como mujeres, pidamos a Dios que nos revele por qué y cómo podemos hacerlo.

Por Kimberly Wagner

Loading controls...